"Camboya y Vietnam son fascinantes y encajan perfectamente en aquello que nos gusta", escribían Eusebi Colomer y Catalina Capellà, la pasada noche de Reyes desde Dalat, en las tierras altas del centro de Vietnam. En estos días, pedalean hacia Hanoi, en el norte de este país de la península de Indochina

Los dos porrerencs que dan la vuelta al mundo en bicicleta aprovechan el habitual correo electrónico para felicitar a los lectores de DIARIO de MALLORCA, colaborador de su proyecto: "De tan lejos, deseamos a nuestros lectores molts d´anys en este principio del año 2010. A petición de muchas personas, os indicamos nuestra web, www.rodantpelmon.com, para que podáis seguir nuestro viaje desde el inicio". Procedentes de Australia, el 29 de noviembre llegaron a Ho Chi Minh (la antigua Saigón), en el sur de Vietnam. En esta ciudad estuvieron solamente dos días, el tiempo necesario para obtener el visado para entrar en Camboya.

En Camboya, reino del sureste asiático que limita con Tailandia, Laos, Vietnam, el golfo de Tailandia y es atravesado por el río Mekong, entraron por la frontera de Moc Bai, a sólo dos días en bicicleta desde Phnom Penh, la capital camboyana. Luego se dirigieron hacia el noroeste bordeando el lago Tom Le, el más grande de este territorio y que se une con el río Mekong.

"En unos días –cuentan los dos ciclistas– llegamos a Battambang, ciudad situada muy cerca de la frontera con Tailandia. Siguiendo los consejos de otros viajeros y de lo que habíamos leído, cruzamos en barca este lago en dirección a Siem Reap, sin duda la ciudad más turística del país por albergar a escasos kilómetros las famosas ruinas del templo de Angkor. Las siete horas que se necesitan para este trayecto en esta época del año (estación seca) son realmente espectaculares. Miles de personas viven de la pesca, de los arrozales y la agricultura en general, bases de la economía camboyana".

Eusebi y Catalina "se sintieron como un turista más" y la visita a Angkor no les defraudó: "Resulta increíble ver cómo se entremezcla la densa vegetación con los restos del pasado". Pudieron comprobar in situ el alto índice demográfico de esa zona asiática. Les sorprendió la cantidad de gente que hay por todas partes. Comentan que "seguramente los teóricos once millones de habitantes nada tienen que ver con el censo real".

Distintamente a lo que encontraron meses atrás en Australia, no hay cámpings en Camboya, "ni nada que se le parezca". Por este motivo "regresaron a los inicios del viaje": dormir en hostales y comer en puestos callejeros. Por otra parte, hallaron de nuevo la parte humana, posiblemente la más destacada de estos dos años de aventuras: "Una vez más la gran amabilidad de la gente, unida a las permanentes sonrisas, nos ha ayudado en la comunicación".

Tras su estancia en Camboya, regresaron a Vietnam por la frontera más al sur y se dirigieron de nuevo a Ho Chi Minh para recibir la visita de los familiares de Eusebio –la madre, su hermana y un tío– y pasar las navidades con ellos.

En el centro de Ho Chi Minh se encontraron con una destacada y agradable sorpresa, una gran fotografía de la estatua de Ramon Llull del Passeig Sagrera. Los dos aventureros relatan que "lo más característico de la ciudad más grande de Vietnam es el tráfico. "Aprendimos que la mejor manera de pedalear allí es dejarse llevar por la corriente como si se tratara de un río".