"Nuestra cultura culinaria tiene respuestas ante la crisis. La gastronomía mallorquina ha sido siempre austera por eso, hoy más que nunca, es necesario conocerla e iniciarse en ella". Así explica el periodista, colaborador del dominical La Almudaina de DIARIO de MALLORCA e investigador Antoni Tugores Manresa (Manacor, 1948) el porqué de la publicación de su nuevo libro, Cuina econòmica. Receptes fàcils per a tempos difícils a l´etorn de la cuina de Mallorca, un texto que recoge más de medio millar de propuestas gastronómicas fáciles de llevar a cabo y muy baratas. Aún en tiempos de crisis, la alimentación sigue siendo muy cuidada y nadie renuncia "a un buen plato y una buena mesa en familia".

Partiendo de los apuntes y anotaciones de su anterior trabajo, Memòria de la cuina mallorquina, editado también por Documenta Balear, Tugores se propuso seleccionar aquellas recetas más sencillas para que los jovenes se iniciaran en la cocina de la tierra. "Desgraciadamente, con la globalización corremos el riesgo de perder nuestras costumbres culinarias. Hoy casi todo el mundo come lo mismo y eso es muy triste, sobre todo si presumimos de que la cocina mediterránea es la mejor", cuenta resignado. Pone ejemplos. "¿Cuál es la diferencia entre una pizza y una buena coca de verduras? Estoy convencido que nuestros niños elegirían esta última si les diéramos la oportunidad". De ahí, este nuevo libro. "Si la gente joven redescubre su cocina defenderá con más vehemencia su patrimonio".

A lo largo de las más de trescientas páginas de Cuina Econòmica, el lector hallará numerosas propuestas de entrantes, platos principales y postres en función de los ingredientes de los que se disponga. Esa es una de las grandes apuestas. "Al final existe un índice clasificado por productos. Con ello pretendo que el menú se adapte a lo que cada uno tenga en la despensa para no tener que ir obligatoriamente a comprar", dice el periodista.

Aún así, y si es necesario llenar la nevera, Antoni Tugores da tres consejos para que comer sea lo más barato posible: utilizar productos de temporada y, si se puede, hacer conservas o confituras con ellos; no tirar nada a la basura y buscar alguna manera de reutilizar la comida –el pan es el mejor ejemplo ya que se puede rallar o hacer migas con él– y usar productos congelados de calidad. "Una de las cosas positivas que tenemos que sacar de esta situación económica es que nos ha enseñado a reciclar los restos de nuestra comida. La gente ya empieza a hacer croquetas, caldos o salsas con restos que antes tiraba a la basura", asegura.

Este amante y fiel defensor de la gastronomía mallorquina es de los que opina que la crisis ha hecho también más exigente al consumidor. Se mira mucho más el precio pero no se descarta la calidad. "A veces es más rentable gastarse un poco más en un buen alimento que comprar mucho de cosas peores", explica. No obstante, ninguna de sus recetas supera los tres euros por cabeza. Es posible comer sano y barato sin que ello suponga renunciar al sabor. De hecho, cocina económica no significa necesariamente cocina rápida. "Una buena ensalada lleva a veces más tiempo de preparación que unas frituras".