Una vez al año, Bunyola se desnuda. Lo que por sí mismo sería sorprendente, lo es más cuando se sabe que esta tradición ya consolidada empezó hace sólo cinco años. Entonces, un grupo de jóvenes quiso animar las "aburridas y monótonas" fiestas de Sant Mateu con un nuevo acto en el que los protagonistas fuesen, precisamente, los jóvenes. Y de qué manera lo consiguieron.

Se batieron todos los récords ayer. Más de 300 personas, la mayoría de Bunyola, pero también muchas llegadas de todos los puntos de la isla, se desvistieron y pasearon sus encantos por las calles del pueblo. Aunque los corredores son muchos, más son los que miran. Centenares de personas (vestidas) ocuparon también los alrededores del circuito para contemplar a los corredores. Los que disponen de balcón o ventana tienen ventaja, aunque los participantes en la correguda –"y no pongas carrera, porque no lo es, ¡es una buena corrida!"– les provocan insistentemente .

En esta ocasión, la tradición tuvo que hacer frente a su primer contratiempo. Desde el primer año, el punto de encuentro de los participantes era el bar Limoix, donde también estaban los ´desvestidores´. El bar cerró hace unos meses y los organizadores tuvieron que ingeniárselas para buscarle sustituto. Y lo encontraron en otro bar, Ca s´Esperdenyer, donde se sirvieron litros de cerveza, y en la popular dee jay Maria Patatilla, que animó la carrera desde el escenario de la plaza.

Son mil metros por las abarrotadas calles del pueblo. Más que una carrera, un paseo en el cual todo el mundo saca a relucir sus mejores galas. Ayer se vieron desde los típicos calzoncillos, bañadores y camisones hasta todo tipo de disfraces. Este año, la actualidad también mandaba y el grito de "Salvem es Castellet", en donde una polémica licencia urbanística ha abierto la veda a la construcción de 14 adosados, fue uno de los más coreados por muchos corredores.

Como es tradicional, Toni Xango, este año vestido de pirata, ejerció de maestro de ceremonias. Entre los participantes, cubierto con un escueto taparrabos, estaba Pau Debón, cantante del grupo Antònia Font y vecino de Bunyola. El grupo de Pressing Catch, con demostraciones incluidas, destacó junto a los disfraces alusivos a la polémica urbanística de es Castellet y a la actualidad de la gripe A en una edición en la que también participaron numerosos niños. Al final, alegría y premios para todos. Se otorgaron hasta 12 distinciones.

A partir de ahora, y como en cada edición, la carrera será motivo de comentarios de todo tipo durante días. Los hay que no entienden la fiesta, algunos hasta la consideran "una vergüenza" (aunque también es cierto que suelen ir a mirar). No hay que olvidar que la Correguda, que moviliza a gente de toda la isla, ha hecho famoso y mediático el nombre de Bunyola. Por su parte, los promotores, participantes y muchos bunyolins cuentan ya los días que faltan para la del año que viene y empiezan a planificar cómo se desvestirán para ganar algún premio. Un trabajo arduo, aunque en esta ocasión el dicho sea cierto: lo importante es participar. Y mirar.