El Papa dirigió su tradicional alocución tras presidir la solemne misa de la Epifanía y rezar el Ángelus ante los miles de peregrinos y turistas que se concentraron en la Plaza de San Pedro.

Benedicto XVI pidió un firme compromiso a la comunidad internacional "para renovar la defensa, la protección y la promoción de la infancia en el mundo entero" porque "los niños son la riqueza y la bendición del mundo, sobre todos aquellos a los que les ha sido negada una infancia serena".

El Obispo de Roma hizo estas manifestaciones durante su felicitación a las Iglesias orientales que se rigen por el calendario Juliano y que mañana celebran la Navidad.

El Papa aludió a las decenas de niños y jóvenes que en los últimos meses, incluida la Navidad, han sido secuestrados por bandas armadas, que han atacado los pueblos y causado numerosos víctimas heridos en la provincia oriental de la república Democrática del Congo.

E hizo un llamamiento a los autores de tales "deshumanizadas brutalidades, para que devuelvan a los chicos a sus familias y a su futuro de seguridad y desarrollo" al que tienen derecho.

Dijo que "lamentablemente" estos episodios se registran en otras partes de la tierra y los calificó de "despreciables".

Manifestó también su "cercanía espiritual con las iglesias locales, que también se ven afectados en las personas y en sus obras, e instamos a los pastores y fieles a ser fuertes y firmes en la esperanza".

Al inicio de el Ángelus, el Papa afirmó que Jerusalén "somos todos nosotros", en referencia a "Jesús rey de los Judíos, que es el Dios de la misericordia y de la fidelidad".

Una vez finalizado el Papa saludó a los peregrinos en italiano, francés, inglés, alemán, español y polaco.