Eligió Casa Real una de las mañanas más soleadas de los últimos días en la isla para que los Príncipes de Asturias mostraran por primera vez este verano en Mallorca a sus pequeñas. El escenario, un Parc de la Mar que una hora antes del mediodía de ayer presentaba su mejor cara. Cientos de turistas cámara en mano para inmortalizar su paso por Palma con una instantánea delante de la Catedral o el Palau de l´Almudaina y que se encontraron con una sesión fotográfica protagonizada por don Felipe, doña Letizia y las infantas Leonor y Sofía. Todo naturalidad en un paseo de algo más de quince minutos y que sirvió para que el heredero a la Corona y su familia notaran el cariño y respeto del pueblo. Por la tarde, más sorpresas. Todos juntos asistieron al concierto que Jaume Anglada ofreció en el Naútico.

"Hace mucho calor", dijo don Felipe justo antes de detenerse a pies de la Seu y saludar a los periodistas que allí se encontraban. Antes, la familia llegaba a las inmediaciones del Parc de la Mar en un BMW conducido por el Príncipe y en medio de una enorme expectación. Mucha seguridad alrededor aunque permisiva con los turistas que en esos momentos cruzaban en dirección a la Catedral. Primeros flashes, peticiones de autógrafos y comentarios que alababan lo "creciditas" que están las niñas o la delgadez de la Princesa, "muy guapa" para algunos británicos y "sencilla y natural" para unos visitantes procedentes de Valencia.

En su recorrido hasta el lago central del parque, Leonor y Sofía hicieron las delicias de los viandantes. Multitud de gestos, primeras palabras y detalles de su personalidad. La primogénita de los Príncipes de Asturias, con un vestidito rosa que remataba con un lazo que le recogía el pelo en una coleta, se mostró más tímida de lo habitual. Muy pendiente de su padre, y sin dejar de mirar a cámara, Leonor, que cumplirá cuatro años el próximo mes de octubre, se mantuvo atenta a las explicaciones que doña Letizia le hacía sobre la Catedral. Su hermana pequeña, vestida de la misma manera y con abarcas blancas, se mostró algo más traviesa. Ajena al revuelo formado a su alrededor, la Infanta, que tiene poco más de dos años, señalaba una y otra vez a sus padres el camino que quería seguir. A la pequeña le había llamado la atención un mimo disfrazo de indio americano y no dejaba de insistir en volver atrás y verlo más de cerca. No lo logró, en parte porque la Princesa la cogió en brazos y le pidió que se estuviera un poco más tranquila.

Tras las tiernas escenas familiares, en la que los Príncipes de Asturias se mostraron muy pendientes de sus hijas, llegó el momento de ´dejarse querer´. Tal y como adelantó DIARIO de MALLORCA, para transmitir una imagen de tranquilidad y seguridad, don Felipe y doña Letizia se mostraron de lo más cercanos con los turistas que se encontraban por la zona. Multitud de fotografías registradas con los teléfonos móviles, pequeños intercambios de palabras y muchos aplausos.

Antes de volver al coche, la familia completó su paseo por los puertos de artesanía instalados a orillas del Parc de la Mar bajo el nombre de Mercado de la Diversidad . Allí, un artesano de la piel quiso regalar dos monederos a las pequeñas Leonor y Sofía que doña Letizia rechazó amablemente.

El momento más divertido lo protagonizó un grupo de italianos que vitoreó y aplaudió de manera efusiva a los Príncipes y las infantas en una improvisada despedida.

Después, y tras dejar a don Felipe en Club Náutico, donde se sumó a sus compañeros del CAM, embarcación con la que compite en la 28 edición de la Copa del Rey de Vela, doña Letizia, junto a sus hijas, se marcharon rumbo al mercat de Sineu donde gozaron de mayor intimidad. En su recorrido por los puestecillos, la Princesa fue obsequiada con un libro sobre el municipio mallorquín.

Ya por la tarde, más momentos para el álbum fotográfico. Leonor y Sofía, con cambio de ropa, asistieron a su primer concierto en la isla. Los Príncipes de Asturias decidieron llevar a sus pequeñas al recital que Jaume Anglada ofreció en el Náutico a beneficio de la Fundación Álex. Mezclados con el público, en el que había muchos pequeños, las infantas disfrutaron de lo lindo.