Verónica Hernández (Palma, 1987) pasea con elegancia la resaca mediática que conlleva convertirse en Miss Baleares. Estudiante de Periodismo y de Comunicación Audiovisual, promete que en el espejo ve lo mismo que antes de ser coronada. Pide a sus futuros colegas de profesión que las traten desde "el respeto", a ella y a las otras guapas oficiales. Pizpireta, se confiesa ambiciosa en lo profesional y segura de sí misma. No tiene novio.

–¿Por qué una estudiante de Periodismo quiere convertirse en miss?

–Desde pequeña quise estudiar Periodismo, y también me apetecía presentarme a miss. Son dos cosas distintas, que creo que se pueden encajar, o compaginar. Estoy estudiando y estoy convencida de que puedo llegar lejos. Tener una cara conocida te puede ayudar a conocer gente.

–Igual pierde un año de carrera.

–Lo he pensado, pero en realidad los compromisos de una miss a nivel provincial no son tantos. Para una miss España es diferente, te trasladan a Madrid y vas de acto en acto, te planifican la vida. Tu vida normal queda paralizada, aunque profesionalmente te potencias.

–El jurado la vio con buenos ojos. ¿Sus padres también?

–También, no lo ven como algo negativo. Saben que tengo los pies en la tierra y que soy consecuente con todo lo que hago. Soy una luchadora, y creo que están orgullosos.

–¿Qué ve en el espejo, recién coronada?

–Cara de cansancio, seguro. Todavía no he tenido tiempo para hacerme a la idea, pero me sigo viendo igual que antes.

–¿Qué puertas se le cerrarán ahora?

–Ser miss o haberlo sido te etiqueta de primeras, puede ser un handicap a la hora de buscar un trabajo.

–¿Hay que ser vanidoso para presentarse a un concurso de belleza?

–Hay de todo, y hay chicas más creídas que otras. Creo que yo no lo soy, intento no serlo. Ahora me ves súper maquillada porque vengo de la televisión, pero soy muy normal.

–El año pasado ´sólo´ fue Primera Dama. ¿No ganar es un golpe a la autoestima?

–Depende de cómo te tomes el concurso. Personalmente sabía que tenía posibilidades, estaba segura de mí misma, pero tampoco tenía ninguna expectativa de ganar.

–Era la favorita. ¿Presionada?

–Mis compañeras me decían que era la favorita, que encajaba en el perfil. Un poco de presión sí que tienes, porque no puedes dejar de pensar qué pasará si el día del certamen lo haces mal. Pero salió bien.

–¿Las candidatas siempre se llevan tan bien como parece o es otra de sus poses?

–En otros sitios no lo sé, pero entre nosotras de verdad que ha habido muy bien ambiente. Hemos pasado un mes juntas, es mucho tiempo. Me llevo buenas amigas.

–Las llevaron a comer al McDonald´s. ¿Tuvieron que disimular mucho?

–No, no. Somos personas normales que de vez en cuando nos gusta y podemos ir al McDonald´s. Ser miss y ser modelo son cosas distintas. A ellas se les exige una talla, nosotras tenemos más ´curvillas´, somos mujeres más reales.

–Dice que sus "armas" son la sonrisa y la mirada. ¿Pueden matar a un hombre?

–(Ríe) Dan mucho juego. La expresión es básica, con la mirada conectas y con la sonrisa estableces la complicidad. Tengo que pulirlas un poco para el certamen nacional.

–¿Es la que más liga de sus amigas?

–¡Que va, si soy una payasa! Todas mis amigas tienen novio, yo no. Ligo relativamente, porque soy muy exigente. No me interesa el ligue de noche.