Las Juntas Generales de Guipúzcoa han recogido en una publicación los testimonios de ocho víctimas del terrorismo de ETA, historias de dolor y coraje que pretenden ser "un grano de arena" con el que ayudar a derribar "el muro que protege la cultura de la violencia".

Todos ellos intervinieron en el segundo homenaje que las Juntas Generales tributaron a las víctimas del terrorismo el pasado 1 de abril y son sus relatos de entonces los que se han trasladado a la publicación presentada hoy, titulada "Hablan las víctimas, una visión íntima".

Jorge Mota, Sandra Carrasco, Pilar Elías y José Antonio Rekondo han acompañado a la presidenta del parlamento guipuzcoano, Rafaela Romero, y a los miembros de la Mesa de la cámara en la presentación del libro, del que se han editado un millar de ejemplares y que se dará a conocer en otras ciudades españolas.

Romero ha dicho que la sociedad y las instituciones deben construir "una memoria pública" en la que quede reflejada "esa cantidad inmensa de inocentes víctimas de la violencia" y que "enseñe a la ciudadanía a crecer más libre, más justa y más auténtica".

Ha señalado que los discursos de este libro se emitieron "sin instrumentalizarlos ni manipularlos" y se decidió publicarlos "conscientes de que ningún brillo tendrá la historia de un pueblo que exalte sus logros y éxitos y no recoja lo vivido por los que han caminado silenciosos entre la violencia que se ejercía contra ellos".

Son experiencias como las de Sandra Carrasco, la hija del ex edil del PSE/EE de Arrasate-Mondragón asesinado en marzo de 2008, que hoy se ha mostrado resignada a vivir en un entorno donde son habituales las pintadas y las fotos de presos de ETA.

"Es una vergüenza, es como que se ríen de ti. Sigue dando todo igual, pero por mucho que te duela hay que aprender a vivir con ello", ha asegurado esta joven.

Rekondo, ahora portavoz en la Cámara foral del nuevo partido Alkarbide, escindido de EA, ha señalado que este tipo de testimonios tiene que servir para romper "el blindaje" de una parte de la sociedad, en la que hay un porcentaje de jóvenes a los que la violencia causa "una cierta fascinación" porque la creen "mesiánica, liberadora y emancipadora".

"Es un grano de arena dentro de una inmensa tarea que hay que realizar. Hay que conseguir que haya más relatos y debemos saber multiplicarlos desde ámbitos institucionales, políticos y sociales. De esa manera el muro que protege la cultura de la violencia caerá sin ninguna duda. Será cuestión de 10 o 20 años, de una generación, y éste es un paso", ha subrayado.

Mota, hermano del funcionario de la cárcel de Martutene Ángel Mota, asesinado en 1990 por la banda terrorista, ha dicho que tiene que conocerse "la verdad de los hechos, cómo ocurrieron", y Pilar Elías, viuda de Ramón Baglietto, asesinado en 1980, ha reclamado mayor implicación social en el respaldo a las víctimas.

"Si fuera así, otro gallo cantaría", ha advertido.