En su discurso ante la Conferencia sobre Racismo de Naciones Unidas, que se celebra desde hoy en Ginebra, Pillay consideró que la discriminación racial es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y advirtió de que puede intensificarse.

Ello es debido al resurgimiento de "miedos y prejuicios", así como a la "competencia por recursos y oportunidades de empleo escasos", una situación que -reconoció- afecta en particular a los trabajadores inmigrantes.

Pillay, que es la máxima representante del sistema de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, reiteró su frustración por la decisión de varios países occidentales de no participar en esta Conferencia, llamada a ser el foro en el que los gobiernos deberían reiterar su compromiso de luchar contra todas las formas de racismo, xenofobia y discriminación.

"He invocado repetidamente la plena participación de los Estados miembros de la ONU y les he pedido que no pierdan de vista que el objetivo de la Conferencia es alcanzar sociedades libres de discriminación. Ese objetivo debe ser superior a las diferencias y reconciliar las diferentes perspectivas", opinó.

Sin embargo, la alta comisionada no ha logrado su objetivo y varios países -Estados Unidos, Canadá e Italia, entre otros- no participan en este reunión internacional con el argumento de que la Declaración final que se adoptará no coincide con sus puntos de vista.

Para Pillay ese documento contiene un "cuidadoso equilibrio", que pudo conseguirse gracias a "flexibilidad" mostrada por Palestina y (los países de) la Organización de la Conferencia Islámica "en asuntos de cruciales para ellos".

"Estoy convencida de que el borrador de documento final es de un cuidadoso equilibrio y un resultado significativo que generará pasos concretos para resolver los sufrimientos de muchas víctimas del racismo", señaló.