La ocarina, uno de los instrumentos musicales más antiguos que se conocen, se dejó oír ayer en la Fira de l´Artesania, Baleart, que se celebra en el recinto ferial del aeropuerto de Son Sant Joan. Una de sus mejores ejecutantes, la mallorquina Carme Hermoso, realizó una demostración centrada en cómo se fabrican estos instrumentos que datan de hace 12.000 años y lo hizo sonar en su expositor, que fue visitado por muchas personas, la mayoría extranjeras.

La ocarina es un instrumento de viento que se fabrica con distintos materiales como la cerámica (predominante), madera, plástico y, en algunos casos más raros, vegetales y frutas. Es un instrumento sin llaves y con un rango desde dos agujeros para presionar hasta doce, además de las dobles y triples de hasta 24 agujeros.

El modelo mallorquín, que se diferencia de los que se construyen en lugares como Galicia, Alemania, Francia o Chile, encuentra sus orígenes en Giuseppe Donati (1836-1925), "el primero que fundó una fábrica de ocarinas en Europa, en Budriu, en 1857", apunta Carme Hermoso, también conocida como Carme ´Ocarina´.

Uno de los alumnos aventajados de Donati, Cesare Vicinelli, se estableció en la calle Jovellanos de Palma y dio pie a que artesanos mallorquines decidieran seguir sus pasos, abriendo talleres en Bunyola, Manacor y Ciutat dedicados a la elaboración de ocarinas. Este instrumento gozó de gran popularidad en Mallorca -eran habituales los conciertos de ocarineros en las iglesias-, hasta el estallido de la Guerra Civil. En 1977, Benet Mas, que posteriormente se convirtió en el maestro de Hermoso, y Gori Negre, actualmente al frente de la Factoria de So de Santa Maria, iniciaron la recuperación de un instrumento injustamente olvidado, una recuperación en la que también jugaron un papel importante maestros como Jesús Palazón.

"Su sonido es dulce y muy mediterráneo, y tiene algo de mágico", apunta Hermoso, quien presume "con orgullo" de ser "la única ocarinera" de Mallorca.