Tras un maratoniano y apasionado debate de más de seis horas, los miembros del Sínodo General, reunido en York (norte de Inglaterra) desde el pasado viernes hasta este martes, votaron a favor de la ordenación de mujeres obispos.

Esa Iglesia -que ordenó por primera vez mujeres en el sacerdocio en 1994- ya se comprometió hace dos años a aceptar la ordenación de mujeres obispos.

No obstante, quedaba pendiente decidir los pasos que hay que dar y la manera de acomodar a los conservadores que no aceptan la autoridad de una mujer.

De hecho, más de 1.300 clérigos habían amenazado en una carta dirigida a los arzobispos de Canterbury, Rowan Williams (primado de la Iglesia Anglicana), y de York, John Sentamu (número dos" de la Iglesia de Inglaterra), con dejar esa Comunión si no se garantiza a los tradicionalistas el derecho a no reconocer a las mujeres obispos.

Esos signatarios, empero, son en su mayoría clérigos jubilados, según informó la cadena pública británica BBC.

Para complacer, pues, al sector más ortodoxo, el Sínodo General aprobó una moción que contempla la elaboración de un código de conducta que permita a las parroquias más conservadoras no tener contacto con las mujeres obispos.

No obstante, otras ideas avaladas por los conservadores se toparon con el rechazo del Sínodo, como la creación de varios "super-obispos" masculinos que atiendan las necesidades de las diócesis opuestas a que una mujer obispo asista a determinados actos.

Tanto Williams como Sentamu se manifestaron en la reunión de York a favor de alcanzar un acuerdo con los conservadores, a fin de evitar un posible cisma.

También expresaron su opinión algunas mujeres como Christina Rees, integrante del Sínodo y presidenta del grupo "Mujeres en la Iglesia" (WATCH, en sus siglas inglesas).

"Hay mujeres muy capaces y muy experimentadas con un gran talento para la Iglesia que pueden utilizarse en nuestro ministerio de líderes en la Casa de los Obispos. Y estamos dejando pasar ese talento y esa experiencia", argumentó Rees.

Aparte de esa cuestión, el Anglicanismo tiene otro polémico frente abierto que también genera profundas divisiones: la homosexualidad.

Esa Comunión viene debatiendo la homosexualidad desde que la Iglesia Episcopaliana de Estados Unidos ordenó en el 2004 a Gene Robinson, el primer obispo abiertamente homosexual, lo que desató las iras de los sectores más reaccionarios.

La Iglesia de Inglaterra, cuya gobernadora suprema es la reina Isabel II, es la iglesia oficialmente establecida en el Reino Unido y la raíz de la Comunión Anglicana, que cuenta con unos 77 millones de fieles en todo el mundo.