La tranquila e histórica calle peatonal Bosch se tornó ayer en lo más parecido a la calle de la alegría. El 22 de diciembre de 2007 pasará a los anales contemporáneos por haber hecho felices a cientos de ciudadanos. Las cifras cantan y bailan por sí solas: 1.850 décimos a razón de 5.000 euros cada uno, o sea un total de 9.250.000. No es extraño que el jolgorio se inundara entre copas de cava. Escenas que muchos en Manacor habían visto por la televisión pero no habían vivido en persona. Por eso, premiados, periodistas, curiosos y algún que otro director de banco se dejaron caer sobre las doce de la mañana en frente de la administración de lotería número 3 del municipio, en plena zona centro, muy cerca de la Iglesia dels Dolors y de la emblemática Plaza de sa Bassa.

Un quinto premio, el 38.169, a rebufo del segundo también terminado en el "mágico" 69 y que, por tanto, añade 100 eurillos extras al aguinaldo navideño, fue el causante de tanta alegría. Las 185 series de la cifra agraciada fueron vendidas íntegramente en la capital del Llevant, aunque sus reminiscencias fueron a parar a distintos puntos de la comarca, como Porto Cristo -donde el peluquero Juan Tur repartió este número en papeletas a sus clientes- o s´Illot. Uno de los beneficiados, Miquel Bueno -que corrió acompañado de su mujer Ana Belén y su retoño Miquel- contó como atrapó el décimo: "Suelo jugar cada Navidad todos los cupones acabados en 9, así si toca el reintegro me llevo un pellizco". Aunque también ha tenido su correspondiente cuota de mal fario: "Suelo venir a esta administración a ver si tienen alguno que me guste y, curiosamente, me volvieron a ofrecer el 38.169. Como ya lo tenía de s´Illot, decidí sustituirlo por otro acabado en 89, así que se puede decir que me he dejado otros 5.500 euros por el camino". La pregunta obligada, es saber qué va a hacer con ese dinero: "Nos iremos toda la familia de viaje y, si sobra algo, lo ingresaremos en el banco".

Igual de concisos a la hora de precisar en qué se van a gastar este aguinaldo navideño, se mostró un grupo de trabajadores que llegaron a la administración al ritmo de la famosa canción de Lolita que reza "ya están aquí los rumberos", en su caso, "ya están aquí los chatarreros", en referencia a su empleo. Uno de los afortunados, José Manuel Castillejo, fue rotundo: "Estamos súper contentos". "Esos 5.500 euros los destinaré a pagar los regalos del niño y en invitar a una buena cena con la mujer". Y no lo dudó: "El lunes lo cobraré y el martes me lo fundiré" .

Como suele pasar en esta vicisitud, hubo quienes disimularon bien la posesión del décimo de la suerte. Incluso algún que otro periodista a punto de cogerse sus vacaciones, no exteriorizó su algarabía interior. Tampoco se dejaron de escuchar los tópicos de siempre, como el "tapador de agujeros" o el saldo de hipotecas y coches.

Mercedes Castro, otra de las personas que se acercaron hasta el corazón de la ciudad de las perlas y los muebles, concluyó al instante: "Para pagar las deudas; más claro que el agua". Mientras que José Jiménez tan sólo logró balbucear de emoción: "Estoy realmente muy contento".

Radiantes también las tres mujeres al frente de la administración. Su propietario, en cambio, se mostró en todo momento más discreto y en un segundo plano. La portavoz, Petra Cubells, rememoró que con el cierre de la administración número uno el 38.169 pasó, junto con sus abonados, a engrosar las participaciones de la calle Bosch: "Hace 25 años que lo tenemos a la venta en exclusiva", dijo. Aseveró también que ahora esperan que en el futuro el lugar sea un mayor punto de peregrinación de clientela, si bien hay que apuntar que en las últimas décadas ya han concedido importantes remuneraciones.

Con el paso de los minutos, el número de periodistas, cámaras y redactores de televisión fue ´in crescendo´. Al mismo tiempo que se descorchaban botellas se agolpaban los vecinos que estuvieron a punto de comprar el décimo en cuestión. Ésta es sin duda la otra cara de la fiesta, la decepción de los rostros cariacontecidos que vieron los cinco dígitos delante de sus ojos y no los apresaron.

Un pellizco para Palma

Sólo un poco se acordó la suerte de Palma de Mallorca, que repartió también a través de internet por la isla varios números del Gordo de la mano de La Bruixa d´Or, según ha reconocido su propietario, Xavier Gabriel, y dejó caer un pellizco en la administración número 5, en la calle Sindicato, en forma de un billete del 5.919, valorado en 50.000 euros. La dependienta de una administración con más de cien años de historia, Patricia Piña, recibió la noticia con bombones y cava para refrescar el gaznate, desgastado a base de repetir con euforia la noticia a vecinos y vendedores ambulantes.

"En alguna parte de la península alguien estará saltando de alegría" aseguraba la dependienta, convencida de que el número se había ido fuera de la isla. Carmen Gil, la dueña de la administración, se encargó poco después, a su llegada, de desmentirlo. "Estoy segura de que todos los ganadores son mallorquines", dijo, para reconocer luego que posiblemente alguien, que había comprado las participaciones con mucha antelación, se había hecho con más de un décimo, e insinuar que conocía a quien el azar había guiñado el ojo.

La alegría de los encargados de la administración, en parte por las buenas previsiones para el sorteo del Niño, puso voz al silencio de los premiados. Los transeúntes, por su parte, aportaron a la mañana una dosis de envidia -"y tú, que te paras cada día aquí, por qué no compraste?", gritaba una mujer a su marido- y perspicacia -"te queda alguno de los premiados?", preguntaba otro-.