Los buques comerciales de Baleària son la plataforma desde la cual los miembros de la Unidad de Zoología Marina del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universidad de Valencia controlan la población de cetáceos y tortugas marinas en el Mediterráneo Occidental.

El proyecto, que se inició el pasado mes de noviembre, cuenta también con la colaboración de la asociación Avinença y de la Conselleria de Medio Ambiente de la Generalitat Valenciana. Unos 200 voluntarios participan en esta iniciativa que pretende controlar y estudiar las poblaciones de ballenas, cachalotes, delfines, rorcuales, calderones y tortugas marinas.

Para llevar a cabo el estudio se utilizan las rutas que unen Palma con Valencia y Palma con Ibiza y Dénia. Cuatro observadores se situan en el puente de mando del ferry y el resto de voluntarios, unos 20 en cada viaje, en las terrazas del barco. Equipados con prismáticos miran constantemente el mar. Cuando avistan una especie, su posición es registrada mediante GPS y se estudia el comportamiento y el número y rumbo que siguen los animales.

Según explicó Celia Agustí, bióloga de la Universidad de Valencia, a pesar de ser especies protegidas, "en las últimas décadas se ha producido una reducción drástica de su población" debido, sobre todo, a la contaminación del mar y a la sobre explotación pesquera.

Celia Agustí remarcó la importancia de su conservación debido a que los cetáceos son "indicadores de la salud de los mares" y "especies paraguas", que protegen todo el ecosistema que los rodea.

El programa de control promovido por la Fundación Baleària se llevará a cabo todo el año. En los tres viajes realizados durante el pasado noviembre se observaron cerca de 60 cetáceos de cinco especies diferentes y cinco tortugas marinas.