"La felicidad a veces no radica en uno mismo. A lo mejor siendo otra persona eres más feliz", explicó hoy Alex Brendemühl como resumen de la película que presentó en Madrid, "Yo", debut de Rafa Cortés que, rodada con un presupuesto aproximado de 500.000 euros, ha apostado por "dar protagonismo a lo que habitualmente no tiene peso en una película".

En todas las escenas de "Yo" aparece el personaje de Hans, un joven alemán que se siente "como si hubiera llegado a una fiesta a la que no ha sido invitado", cuando llega a la localidad mallorquina de Estellencs, donde la población le muestra su indiferencia y en la que todavía pesa la ausencia de un antiguo habitante, de su mismo nombre y nacionalidad.

Con un reparto de actores en su mayoría no profesionales, pero con el absoluto protagonismo de Brendemühl -que trabaja un acento del Este de Alemania-, la película parte de una experiencia personal del propio director en ese mismo pueblo, donde asistió a la irrupción de un vecino alemán que se había cortado los brazos en plenas fiestas del pueblo.

Sin embargo, siguiendo con la "inversión de valores" que promulga con su ópera prima, Cortés explicó cómo "ese suceso, que dio pie a la construcción del guión, finalmente no tuvo sitio en la película", dado que "el personaje principal llevó la historia en otra dirección" en la que la violencia se enfocó "desde un planteamiento más interno, más sutil".

Así, la atmósfera de la película "era muy difícil de reflejar en el guión, en las acotaciones o en los diálogos, porque hay un gran peso en lo que no se dice, en sensaciones", como demuestra el hecho de que la trama engarce su tensión alrededor de una botella de whisky, mientras la aparición de un cadáver se trata de una manera tangencial.

Conscientes de lo arriesgado del proyecto, Alex Brendemühl y Rafa Cortés -que se conocieron durante el rodaje de "Un banco en el parque"- han tenido el guión bajo el brazo durante cinco años, puesto que, según explicó el actor de origen alemán, los productores les preguntaban, "\u00BFquién sois vosotros para que yo intente conseguir dinero para esta película?".

Finalmente, y después de que Brendemühl alcanzara notoriedad gracias a títulos como "Las horas del día" o "En la ciudad", la película pudo rodarse, aunque con una cámara semiprofesional con ópticos para mejorar la imagen que proporcionó una "libertad" y eliminó "la dictadura del dinero y el miedo a cagarla".

Ya terminada, ha recorrido distintos festivales antes del estreno esta semana en España, en los que ha cosechado premios como el FIPRESCI en el Festival de Cine de Rotterdam -para el que fue seleccionado antes de tener el montaje definitivo-, el de Película Revelación del Año en la Semana Internacional de la Crítica del Festival de Cine de Cannes y una mención especial del jurado en el Festival de Cine Español de Málaga.

Ahora, recién llegada del Festivalito de La Palma -donde ha recogido el premio al mejor guión-, la película se enfrenta a las salas comerciales con la intención de que "el espectador se convierta en una pieza más para terminar la historia".

El tipo de cine que desarrolla "Yo" hace que sus creadores no oculten lo "difícil de encajar la película" en las carteleras, pero también alegaron que "el público es un pelín más inteligente y sensible de lo que se suele pensar".

Al margen de los resultados comerciales, Brendemühl y Cortés no descartaron la posibilidad de prolongar su colaboración en un futuro proyecto, aunque, "siguiendo con el espíritu de la película, ser uno mismo nos parece muy aburrido, por lo que intentaremos hacer algo totalmente diferente", concluyeron.