Con Ritch Miller, genio y figura, se rinde un particular homenaje al artista estadounidense que hizo de Mallorca su lugar de residencia desde 1962 y "el espacio donde se convirtió en pintor". El volumen, editado por la conselleria de Cultura, cierra la trilogía que se inició con el libro dedicado a Mati Klarwein en el 2005, continuada con el de Gnolli un año después y ahora a Miller. Antoni Planas, jefe de proyección exterior del Institut d´Estudis Baleàrics, fue solicitado por la conselleria para que "llevase a cabo la investigación" acerca de uno de los pintores más personales que han habitado la isla de los 60-70.

Planas rastreó entre "la gente que conoció a Ritch Miller, no tanto buscando a pintores sino a las personas de Santa Maria" que lo trataban como un lugareño más. "Como buen actor que fue, Miller tenía un personaje para cada una de las personas con las que trataba. Yo fui a buscar al verdadero, a mi verdadero Ritch Miller", explicó el periodista Antoni Planas.

Además tuvo acceso a cartas escritas desde Mallorca a sus familiares en Estados Unidos y pudo consultar "brevemente" un dietario. "Miller fue un ser torturado, solitario que sentía un enorme desprecio por el comercio del arte, los galeristas; gustaba más del hecho creativo", expresó Planas. A su juicio, "su pintura figurativa era expresión de sus estados de ánimo". Ritch Miller apareció colgado de una viga en su casa de Santa Maria el 2 de marzo de 1991.

"Mallorca y ser pintor es todo uno", señala el propio Ritch Miller en un dvd que acompaña a un libro que "es una joya" puesto que su tirada no sobrepasa los 500 ejemplares y cada uno de ellos está numerado. "Va a ser una pieza de coleccionista", subrayó Gudi Moragues, coordinadora de este proyecto.

"Aperitivo"

El volumen está estructurado en torno a los textos de Antoni Planas, Ritch Miller, el gorrión y el cardenal rojo; Gudi Moragues, Al socaire de los vientos; y Gabriel Janer Manila, Ritch Miller, acompañados de artículos rescatados de Josep Melià, Un hombre de dos patrias; Guillem Frontera, El viajero de las estrellas; Juan Bonet, Viento del Este, viento del oeste, viento Miller; José Luis Jover, La poética de Ritch Miller, y de José Hierro, Ritch Miller. Acompañados de una cronología artística.

"Hay una biografía por escribir de él. Este libro es sólo un aperitivo", comentó Planas. Éste quiso incidir en la importancia de las aportaciones de autores especialistas en el pintor norteamericano como Jover que deslindó al lugar común que asemejaba la obra de Miller a la de Bacon.

Además se incluyen la publicación de algo más de doscientas obras localizadas en colecciones privadas, algunas de ellas publicadas por vez primera.

Muy amigo de Ellis Jacobson y también de Jim Bird, no se conoce a ciencia cierta que tuviera relación ni con Klarwein ni con Gnolli pese a haber coincidido en el mismo periodo. Ritch Miller recaló en la isla con la idea de hacer de Grecia su lugar, sin embargo Mallorca le fascinó tanto que ya permaneció hasta su muerte. "Ritch Miller se hizo pintor en la isla", apuntó Planas. El artista ya lo dijo en su día: "Mallorca y ser pintor es todo uno".