El cocinero español Ferran Adrià, un "intruso" anunciado como plato fuerte preferido del director de la Documenta, Roger Buergel, compartirá escenario con propuestas artísticas llegadas de todo el mundo, todas ellas bajo el sello de la heterodoxia.

El propósito declarado de Buergel es lograr una constelación "entretenida", consciente de que un 60 por ciento de los visitantes que acuden al Museo de los Cien Días son "ciudadanos de a pie", no expertos, y que Kassel no es una galería de arte convencional.

Buergel, quien estos días ha avanzado buena parte de su concepto a varios medios alemanes, defenderá mañana el programa al completo en la presentación para la prensa, y abrirá con ello el paseo artístico distribuido por todo Kassel.

Se desvelará la lista de las más de 500 obras de la Documenta -de unos cien artistas-, incluida la desarrollada entre Adrià y Marta Arzak, historiadora de arte, colaboradora del Guggenheim de Bilbao e hija de Juan Mari Arzak, otro ´chef´ de excepción.

La feria se inaugurará el próximo 15 y quedará abierta al público del 16 de junio al 23 de septiembre. Kassel se ha marcado el objetivo de los 650.000 visitantes en estos cien días, aunque Buergel barajaba, medio en serio, medio en broma, para los lectores de "Die Welt", la del millón.

El primer millar de invitados lo tiene asegurado gracias a uno de sus artistas seleccionados, el chino Ai Wei Wei, cuya propuesta consiste en llevar a esa ciudad de provincias alemana a 1.001 compatriotas, a los que atenderá y para los que incluso cocinará.

El resto espera Buergel atraerlos con ese concepto de entretenimiento, fiesta ciudadana y arte innovador, repartido por todo Kassel, desde el epicentro oficial, el Museo Fridericianum, al pabellón Aue y el palacio Wilhelsmh, hasta parques y jardines.

Kassel se convertirá así, como le ocurre cada cinco años, en una gran paseo, cuyo responsable ha apostado por lo que denomina periferia artística -lo que comprende África, Asia y Latinoamérica-.

La evolución histórica y el calendario estival de ferias así lo impone. La Documenta de 2007 esté lejos del concepto con que nació, en 1955, bajo la dirección de Arnold Bode y con el propósito de mostrar el arte calificado de "degenerado" por el nazismo.

Ahí se exhibieron obras de Ernest Barlach, Wassily Kandinsky u August Macke, ante un número de visitantes modesto desde la perspectiva actual: 130.000.

Las siguientes ediciones rompieron esquemas con invitados como Marc Chagal, Oskar Kokoschka. Ya a finales de la década, Josep Beuys se erigió en héroe y buque insignia de esa feria, con instalaciones con rango de míticas, como los 7.000 robles plantados en la ciudad.

Mítico fue también el kilómetro vertical, desde la epidermis urbana en dirección al centro de la tierra, de Walter de Maria, en 1977. O, más recientemente, en 1992, el "Man walking to the sky", de Jonathan Borofsky, con el hombre andando hacia el cielo, sobre una rampa inclinada de 25 metros.

Hurgando hacia el centro de la tierra o en dirección al cielo: todo cabe en la Documenta, que edición a edición ha ido creciendo de los 130.000 visitantes a los más de 600.000 con que cerró en 2002.

A Buergel le ha correspondido una de las ediciones consideradas "complejas" para Kassel. La Documenta, quinquenal, coincide cada diez años con la Bienal de Venecia, teórica rival a temer, aunque sólo sea porque, de por sí, la ciudad italiana atrae bastante más turista o visitante accidental que Kassel.

El director de la Documenta, nacido en Berlín, pero vienés de adopción, dice que no le preocupa ese factor. Su apuesta periférica incluye instalaciones como la descomunal plantación de arroz, sobre los 7.000 metros cuadrados de zona verde y terrazas que envuelven el palacio de Wilhemsh\u00F6he, obra del tailandés Sakarin Krue-On.

Buergel cuenta como cómplice de su concepto con Ruth Noack, comisaria de la feria y su compañera sentimental. Lo suyo no pretende ser un "todo queda en casa", sino una amplia mirada hacia todas los rincones del mundo, en busca del ansiado factor sorpresa.

Lo que incluye al cocinero más famoso del mundo, decidido a no cocinar -Adrià-, o a un neófito en los pucheros, el chino Ai Wei Wei, que dice que sí lo hará.