Un estudio llevado a cabo por pediatras del Hospital de Jerez de la Frontera, presentado en el contexto del LVI Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP), que se está celebrando estos días en Barcelona analizó, durante 4 días entre las 16 y las 21 horas más de 400 anuncios emitidos en televisión. "Las principales materias publicitarias que hallamos fueron: el hipermercado, la cultura y los medios de comunicación, entre otros", destacó el doctor Joaquín Ortiz Tardio, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital de Jérez de la Frontera, quien añadió que "la figura infantil apareció en el 27,2% de las materias publicitarias".

La publicidad infantil adquiere unas particularidades diferenciales con respecto a la del adulto, ya que el niño, debido a su especial psicología en los primeros años, acepta como cierto todos los mensajes independientemente de su origen, contenido o intencionalidad. El atractivo de la imagen infantil se debe, por un lado, "al papel como compradores y consumidores debido al incremento del gasto familiar referido a los hijos, así como al incremento de la capacidad adquisitiva de los menores; en segundo lugar, a la creciente influencia de los niños sobre el consumo familiar, y por último, al interés de incorporar cuanto antes a los niños a la actual sociedad de consumo", explica el doctor Ortiz.

"Según diversos estudios realizados por la Asociación de Usuarios de la Comunicación un tercio de los anuncios emitidos por televisión cuentan con la presencia de menores y en la mitad de ellos su presencia no se justifica ni por ser consumidor del producto anunciado ni por ser destinatario del mensaje publicitario", señaló.

BUSCAR SIMPATIA HACIA EL PRODUCTO

De todo ello se deduce --concluye el estudio-- que los menores se han convertido en un importante factor de valor añadido para enriquecer simbólicamente los productos anunciados. Con su frecuencia se busca crear una corriente de simpatía hacia el producto anunciado, teniendo en cuenta las diversas connotaciones idealizadoras y positivas que el mundo de la infancia tiene para el adulto.

Existe discriminación de género en cuanto a los valores vehiculados en el discurso publicitario. "El niño es casi siempre protagonista, activo, rebelde y violento mostrando valentía, destreza, ingenio e imaginación, mientras que la niña suele aparecer como secundaria, pasiva, obediente y delicada con ternura, abnegación, sensual y, en suma, con plena identificación con los aspectos más tradicionales de la mujer", concluyó el doctor Ortiz.