Una colección de grabados hasta ahora nunca vista, perteneciente a los fondos del Museo de la Casa de la Moneda y que es el resultado de lo reunido a lo largo de su vida por Tomás Francisco Prieto, grabador de Cámara del rey Carlos III y general de las Casas de la Moneda, así como director de la escuela creada en 1761 al amparo de ese monarca.

Cuando murió Prieto, Carlos III compró la selección de estampas, monedas, medallas y dibujos de este coleccionista, un material con el que luego se empezó a crear el fondo de la actual Casa de la Moneda, cuya colección originaria se expuso por primera vez al público en 1867, durante el reinado de Isabel II.

Las sibilas y los profetas de la Capilla Sixtina, Hércules entre la Virtud y el Vicio, Medea y Jasón, el rapto de Ganímedes o el rapto de las sabinas son algunas de las estampas que conforman esta exposición, que estará abierta tan sólo hasta el 20 de julio para que la luz no dañe los grabados. Después, éstos volverán al depósito de la Casa de la Moneda.

Representaciones alegóricas que simbolizan todo tipo de virtudes y vicios, y que muestran la muerte, el amor, el error, los triunfos, las cualidades morales, el lenguaje de los astros o del mundo esotérico. "Alegorías que inundaban el pensamiento de aquella época, en donde la mitología se aplicaba con intención moralizadora y las ciencias ocultas, como la alquimia, tenían un papel muy importante en la sociedad intelectual de ese momento", explica a Efe la comisaria de la muestra, Blanca García Vega.

"Frente a la potente tradición religiosa de la Edad Media -precisa la comisaria-, la exaltación humanística de los inicios del Renacimiento y su visión antropocéntrica del Universo llegaron a dominar el pensamiento y el estudio de las materias científicas. Y uno de los acontecimientos que colaboró a la propagación de estos nuevos avances fue la generalización de los procedimientos para obtener imágenes impresas, y el grabado contribuyó masivamente a estas nuevas posibilidades de divulgación".

Los maestros italianos fueron los que alcanzaron mayor difusión a través de la estampa del siglo XVI, según se puede comprobar en la muestra, pero también hay grabados procedentes de Francia, Países Bajos, Alemania o Atenas.

Así, las pinturas de Rafael, Miguel Ángel y otros grandes maestros italianos fueron las que más se reprodujeron para las colecciones de grabados más importantes de Europa.

Grabados, todos ellos, que quieren mostrar a través del idealismo platónico un mundo elevado y sublime que muestra lo más profundo y oculto del ser humano y un legado que después serviría a Freud, Jung o Cirlot para recuperar e indagar a través de los símbolos el mundo del inconsciente.