China ha presentado su primer plan para luchar contra el cambio climático, que no fija objetivos concretos de reducción de las emisiones de CO2, aunque se compromete a controlarlas.

El país asiático, segundo contaminador del planeta, por detrás de EEUU, "no considera aceptable que se impongan a los países en desarrollo compromisos en reducción de emisiones, pero se fija la meta de reducir el consumo energético un 20 por ciento en 2010, lo que disminuirá su emisión de gases de efecto invernadero", explicó Ma Kai, presidente del máximo organismo planificador del país.

El nuevo Plan chino apuntala la posición defendida por Pekín de que los países desarrollados y sus 200 años de industrialización son los principales causantes del calentamiento global, por lo que tienen la "responsabilidad básica" de reducir las emisiones.