El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, señaló ayer tras el nacimiento de Doña Leonor que se mantiene el calendario previsto de acometer la reforma de la Constitución a finales de la Legislatura, a principios de 2008, y que, entre tanto, la comisión de estudios del Consejo de Estado, seguirá analizando los cambios para que la recién nacida pueda reinar.

En una declaración institucional y tras considerar que "es una excelente ocasión" para reconocer, en nombre de todos los españoles, "la digna y valiosa función" de la Corona, el presidente valoró que el nacimiento "posee un profundo significado institucional en cuanto que afianza la línea de sucesión a la Corona". Zapatero añadió que este proyecto, "como todas las cosas importantes", depende "de todos".

Por su parte, el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, insistió en que el Gobierno se tomará el tiempo que crea imprescindible para que se pueda avanzar en el consenso necesario para los cambios, ya que el Ejecutivo considera tres conceptos esenciales para la reforma: "procedimiento, prudencia y consenso".

El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, descartó que el nacimiento de Leonor suponga "ningún apremio adicional" para la reforma, porque la iniciativa "está en marcha", recordó.

López Aguilar subrayó que, en las actuales circunstancias, la Infanta Leonor "tiene derecho a la sucesión en la Corona".

El presidente del PP, Mariano Rajoy, también reiteró la opinión favorable de su partido a la modificación constitucional que elimine los privilegios del hombre sobre la mujer para acceder al Trono.

"No es un asunto que tenga que resolverse desde el punto de vista jurídico de un día para otro, por lo tanto hay tiempo y entre todos debemos buscar cuál es el mejor momento para hacerlo".

Rajoy afirmó que el nacimiento de la Infanta Leonor "refuerza la continuidad de la Corona como símbolo constitucional de unidad y de permanencia de la Nación española", y subrayó el compromiso de su partido de seguir trabajando por la "vigencia y desarrollo de la Constitución".

El Gobierno pretende que la reforma de los cuatro puntos de la Constitución que desea cambiar se realice al mismo tiempo, aunque sólo el de la sucesión a la Corona obliga a la convocatoria de un referéndum. "Se debe ver políticamente como un conjunto", dijo López Aguilar.

"Empanadilla" de reformas

Sin embargo, Gabriel Cisneros, diputado del PP y uno de los padres de la Constitución, criticó "que se haga una empanadilla con otras cuestiones que no requieren referéndum", dijo.

Sobre este punto, Manuel Fraga, ex presidente de la Xunta de Galicia y presidente fundador del PP, abogó por retrasar los cambios en los derechos de sucesión para no confundirlos con el proceso de reforma de los estatutos. A su juicio, hay que adoptar "las debidas cautelas" para que no se pueda inferir de este proceso una falta de vigencia de la monarquía.

De la misma opinión es el líder del PP catalán, Josep Piqué, que calificó la reforma "de sentido común, y como la única reforma con la que está de acuerdo el PP" para la Carta Magna. El dirigente popular advirtió de que la reforma constitucional "puede abrir dinámicas de transformación de la naturaleza del Estado" que no son "necesarias ni convenientes.

Para realizar la reforma es preciso que así lo decidan el Congreso y el Senado por mayoría de dos tercios, que inmediatamente se disuelvan las Cortes y se convoquen elecciones, que vuelvan a votar las nuevas Cámaras por idéntica mayoría y, finalmente, que la reforma se apruebe en referéndum.