La casa real danesa ya tiene un nuevo sucesor al trono. Un año y medio después de su boda con el príncipe Federico, de 37 años, la princesa Mary, de 33, trajo al mundo a su hijo la pasada madrugada en el Rigshospital de Copenhage.

El primer niño de los príncipes de Dinamarca se llamará Christian según todas las previsiones, a menos que los padres rompan con una antigua tradición de la dinastía monárquica danesa, según la cual desde hace siete generaciones, los sucesores al trono varones han sido bautizados Federico o Christian de forma alterna.

Dos semanas antes de la fecha prevista para que viniera al mundo, el príncipe heredero pesó al nacer 3.500 gramos y midió 51 centímetros. El recién nacido ocupa ahora el seguno puesto en la línea sucesoria de la corona, después de su padre. El príncipe Federico, que estuvo presente drante el nacimiento a la 1.57 horas de la mañana, dijo algunas horas más tarde: "Es una sentimiento de felicidad indescriptible para nosotros dos. Y el pequeño está estupendamente, creo yo".

Sobre sus reacciones personales durante el parto, declaró: "Uno no debe actuar ante algo así como si fuera Superman". Los médicos presentes declararon que el parto de diez horas había "transcurrido muy bien".

La reina Margarita II, de 65 años, que hasta ahora tenía dos nietos de su hijo menor el príncipe Joaquín, de 36 años, declaró tras la primera visita al hospital: "¡Un bebé muy guapo!" En todo el país se dispararon salvas de honor.

Los padres no conocían el sexo de su primer hijo antes de su nacimiento. Según la constitución danesa vigente, una princesa estaría por detrás de su hermano menor en la línea sucesoria al trono. Pero el nacimiento de una princesa podría cambiar esta situación mediante un procedimiento de urgencia.

El primer ministro, Anders Fogh Rasmussen, escribió en el telegrama de felicitación por el primer niño de la pareja: "Esto es un feliz acontecimiento para toda Dinamarca". Desde Australia el primer ministro John Howard también envió una felicitación. El sucesor al trono danés y la plebeya australiana Mary Donaldson se conocieron en los juegos olímpicos de Sydney en el año 2000.