Durante los últimos diecisiete años que he tenido el privilegio de poder visitar Mallorca, he notado cambios significativos en cada viaje.

Desafortunadamente, muchos horribles y deprimentes cambios. Mi corazón se hunde cuando soy testigo de cómo esta isla es velozmente erosionada por el cemento. Mallorca está siendo cubierta por centros comerciales, desarrollos industriales, urbanizaciones y autopistas que tendrían más razón de ser en el tejido urbano de los Estados Unidos. En mi opinión, esto es una tragedia absoluta a la que no se puede dar la vuelta. La isla es relativamente pequeña y no puede sostener este tipo de fenómeno.

Todos los lugares pintorescos se están reduciendo a pequeños enclaves rurales, de sello para postales, rodeados por vida sub-urbana. Muchas partes de la costa han sido arruinadas por desastrosas casas de verano. Los campos de golf consumen un agua que no podemos permitirnos de ninguna manera. La gallina de los huevos de oro pronto morirá. Estoy segura de que es el mejor interés y beneficio para todos proteger a Mallorca de este cáncer.

Yo apoyo todas las iniciativas sociales y ecológicas para evitar la muerta de aquella bella isla balear que una vez fue Mallorca.