"... antes de pensar en vestirse, el ser humano ya se adornaba con joyas". Esta frase resume el sentimiento que desde hace cincuenta años persigue la gemóloga Isabel Guarch y que hoy, tras dos décadas de investigación y trabajo, presume de haber alcanzado con sus piezas que rozan la perfección, si es que ésta existe, y que se han convertido en un signo de distinción imprescindible. Ayer, sus nuevos diseños vieron la luz ante más de cuatrocientas personas.

Sentir, tocar y hablar. Las joyas cuentan su historia, trasmiten sensualidad y proponen un viaje más allá de los sueños. La dirección "secreta" de Mallorca se presentó en sociedad en el marco incomparable del Hotel Hospes Maricel bajo el amparo de la luna y la melodía del jazz, celebrando así la llegada de la nueva temporada con un cóctel presentación donde no brillaron únicamente los invitados.

Exclusividad, originalidad y un trato personalizado son las señas de identidad de esta joyería regentada por madre e hija. Isabel Guarch e Isabel Hernández apuestan no sólo por lo mejor del diseño internacional, sino por sus propias propuestas, fusión de experiencia y vanguardia e ideadas para cada cliente.

"Hace veinte años pensé que había llegado el momento de establecerme por mi cuenta y ofrecer un producto único. Hoy, este rincón ha sido el lugar de encuentro de mujeres y hombres que buscan algo exquisito. En mi joyería se disfruta y se celebra la ilusión de adquirir una joya", subraya Guarch.

Una cuidada puesta en escena recibió a cada uno de los amigos de esta firma que quisieron agradecer con su presencia los años de dedicación de la familia. En el Maricel estuvieron rostros conocidos de la política balear como la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer; los regidores Rogelio Araujo, Margarita Ferrando y María José Frau; la consellera de Cultura, Dolça Mulet; Rosa Puig, consellera de Presidència y el ex alcalde Joan Fageda. Gentes de la cultura como el galerista Joan Guaita, el escritor y director de cine, Martín Garrido, o elmodisto Antoni Grau, también arroparon en este día tan especial a las gemólogas.

Entre brindis de reconocimiento y el sorteo de un espectacular collar de oro engarzado con diamantes y seis bonos para disfrutar de un tratamiento oriental-japonés en el spa del establecimiento, la velada fue adquiriendo color que se entremezcló con las piezas de la firma Noah que presentó en este evento sus nuevos diseños.

Una colección centrada en anillos, pulseras y gargantillas en oro blanco y dorado combinadas con diamantes; las curvas delicadas y finas de las perlas australianas y los vivos tonos naranjas para las piedras de primavera.

Pero si alguien acaparó todas las miradas fue un diamante negro de algo más de catorce quilates y que, a modo de anillo, estaba rodeado por un colchón de piedras brillantes. Una pieza valorada en veinte mil euros y que supone un lujo para los sentidos. Un lujo irresistible.