En el yacimiento de Son Fornés este verano no se excava. En la Fundación se está en plena campaña de estudio de materiales. Si la aparición el año pasado de restos humanos en el talayot II abría una serie de interrogantes, ahora las incógnitas se van despejando. ¿Ritos funerarios, prácticas de castigo, canibalismo?

El análisis de los restos humanos -concretamente, manos y pies de doce miembros adultos, dos manos de un niño de 3 a 5 años y, sobre todo, las encontradas con las palmas boca abajo- está arrojando datos escalofriantes. Que parte de los huesos de una mano estén pulidos y separados abre interrogantes. Así lo expresa Cristina Rihuete, doctora en Prehistoria y especialista en Paleoantropología: "O se trata de una amputación, o fueron arrojados a un pudridero una vez muerto, o recogen los restos de cadáver y lo entierran. Al revisar los restos se ha comprobado que no hay indicio de amputaciones, sí hay desmembración muy bien hecha. ¿Se han descompuesto de forma natural o se han cocido? El que sólo una parte de estos huesos de la mano de este niño presente este aspecto pulido te hace pensar que podrían haber sido hervidos".

Que además hayan sido encontrados junto a restos de animales, también cocidos, alienta una duda. ¿Se practicó canibalismo en el yacimiento talayótico? "No tiene porqué, pero no hay una respuesta clara. Sí hay indicios de sacrificio en este talayot, el número dos. Se han analizado por carbono 14 estos restos hallados en la rampa de acceso de la casa postalayótica (siglos IV y V a. C.) y los resultados los sitúan en una época más antigua, hacia finales del siglo IX a. C.", subraya Rihuete.

En las campañas de excavación de Son Fornés realizadas a lo largo del último trienio -este yacimiento de Montuïri es el único poblado investigado que presenta toda la secuencia del poblamiento del 1.100 al siglo V a.C., y cuenta con el talayot más grande de Mallorca- se ha trabajado una superficie de 350 metros cuadrados, de un total de 103 mil. "Ha aparecido mucho material, y ahora estamos redactando la memoria. El próximo año se excavará en la zona monumental cercana a la muralla y en el talayot IV", comenta Rihuete.

Selina Delgado, arqueóloga especialista en industria lítica; Blanca Fayas, especializada en ánforas, y Paula Amengual, analista de cerámica, completan el equipo de análisis que aún permanece en la Fundación Son Fornés.

Una bala de honda

La primera se afana en medir lo que para cualquiera puede ser un pedrusco, y que ella sabe que es una bala de honda. "Es la primera vez que aparece una en Son Fornés", apunta. No está acabada de pulir pero ya se aprecia su forma puntiaguda. La industria lítica en el poblado fue muy importante. Aunque se han encontrado restos de las etapas talayóticas como bolas esféricas utilizadas para moler el grano, ahora está estudiando los molinos de rotación de la época romana.

Unas piedras o rocas han llamado la atención. Se trata de las pómez, procedentes con toda probabilidad de Cerdeña, que "podrían haber llegado flotando; aunque si pertenecen a época anterior, podrían haber llegado por contactos comerciales", comenta Cristina Rihuete. También podrían proceder de la zona de Parteleria, en Tunicia, incluso de la costa del cabo de Gata.

La ventaja del yacimiento es la amplia secuencia temporal que presenta, lo que permite establecer las relaciones económicas, sociales y culturales que allí se fueron dando. Hubo, además de industria lítica, una destacada actividad textil. Han surgido de la tierra fusallolas. Asimismo hay importantes restos de industria del hierro. En el denominado horno de la casa se han encontrado muchos elementos de hierro como cuchillos, clavos. Estamos hablando del siglo II a.C., antes de la llegada de Cecilio Metelo a la isla. "No hay constancia de fabricación local del hierro, pero en esta casa aparece el tostador del mineral, y una serie de lingotes de fundición del plomo, además de unas planchas de hierro", dice Rihuete.

También es llamativa la aparición de ánforas íntegras, a las que no se ha tenido que restaurar ninguna pieza. La arqueóloga Blanca Fayas, es quien las estudia.

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El Consell no ha enviado ninguna patrulla a limpiar

A Cristina Rihuete le llama la atención que el Consell no haya enviado ninguna patrulla a limpiar el yacimiento como es su deber. La preservación del yacimiento es responsabilidad de esta institución. "Cuando excavas el yacimiento se sanea, pero este año hay que analizar los materiales encontrados y nos lo hemos encontrado tapado por maleza. Da mala imagen. Fodesma trabaja muy bien, y me han dicho que van a venir, pero la administración es lenta", dice.