La reforma de las salas de Bellas Artes del Museu de Mallorca está pendiente de que el Govern balear inicie una serie de obras menores, como la iluminación, para que Madrid haga efectivo su compromiso de financiar la remodelación de la planta noble del edificio.

El anteproyecto, firmado por el arquitecto Jorge Ruiz Ampuero, ya fue presentado en febrero del 2003 -en aquel momento, la Comunitat balear estaba presidida por el Pacte de Progrés-. Contaba con la aprobación del gobierno central. Tras el cambio de color político en Moncloa y en el Consolat de la Mar, la directora general de Cultura, Catalina Sureda esgrime esa variable para justificar que aún no se haya hecho nada. Sureda viaja hoy a Madrid para asistir a la reunión del patronato del Museo del Prado. Aprovechará para despejar dudas con sus homólogos en el Gobierno central.

"Voy a asegurarme de que el compromiso de reforma en estas salas del museo sigue adelante. Si es así, se han de coordinar los dos proyectos a la vez. Sureda aseguró que, "por nuestra parte, vamos a llevarlo a cabo".

La demora en la reforma de estas salas, que se corresponde a la planta noble del edificio de Ca la Gran Cristiana, se había anunciado en mayo del 2003. De hecho era uno de sus programas más ambiciosos y necesarios.

Tal y como indicó en su momento la directora del Museu de Mallorca, Joana Maria Palou "este espacio ha quedado obsoleto ya que se corresponde con la parte más antigua del edificio".

El pago de esta importante reforma -que podría superar el millón de euros- corresponde al Ministerio de Cultura.

"Lectura actual"

"La reforma consiste en dar una lectura más actual al museo, presentar las colecciones de una manera enciclopédica y no resaltando una pieza en concreto", expresó Joana Maria Palou.

En la planta noble de este edificio barroco se exponen piezas del siglo XIII a mediados del siglo XX. Hay pintura, escultura, tablas, retablos...

"La colección más importante es la que corresponde a la etapa medieval", subrayó la responsable del centro. Entre sus apreciables y cuantiosos 'tesoros', la tabla de San Bernat, de Santa Equiteria, el retablo de Francesc Comes. En estas salas no se presenta arte contemporáneo.

El espacio destinado a la sección barroca cambiará mucho una vez reformado. Se recuperará la sala civil y así se podrá exponer material procedente de adquisiciones y donaciones. "En los últimos diez años se han depositado muchas obras, algunas adquiridas por el propio museo y otras procedentes de donaciones, que no pueden exponerse", comentó Joana Maria Palou.

Una de las ideas previstas en la reforma es dedicar un destacado espacio a una galería de retratos que albergaría obras del siglo XVII al XX.

Asimismo, la reforma sería clave para poder realzar el esplendor de uno de los edificios barrocos de Palma más significativos. "En ella se recuperan puertas o vanos que estaban cegados. El visitante accede al museo y no sabe que está en un edificio barroco", indicó Palou.

El museo, o "casa con ideas", como ya expresó Marcel Proust, no acabará de mejorar sus instalaciones con esta reforma. Después quedará por acondicionar la sala dedicada a arquitectura islámica, una reforma que lleva esperando más de veinte años.

Y si algo preocupa a los responsables del museo público más importante de Mallorca es la ausencia de una catalogación sistemática. En breve, y tras una demora de 40 años, se presentará el primer volumen del catálogo sistemático.