Peregrinar al menos una vez en la vida a la Bierstrasse se ha convertido casi en una obligación para el turismo alemán. Este año, coincidiendo con el XXV aniversario de la calle de la cerveza, 200 de los germanos más devotos han organizado una visita conjunta a su meca particular. El pasado sábado, tras la puesta de sol, culminaba esta expedición en una fiesta mayor.

Muchos de los congregados alrededor de las obligadas cervezas rondaban los 55 años. Unos treinta tenían la primera vez que visitaron esta avenida de s'Arenal y desde entonces no han dejado de frecuentar sus locales. Algunos, como el matrimonio Leubud, pasan a lo largo de cada año cerca de un mes en la zona.

Mucho han cambiado las cosas desde las pioneras visitas que empezaron cuando Antonio Ferrer inauguró la primera cervecería alemana de la calle. Era también la primera del Arenal y para entonces la Bierstrasse "eran casi dunas", afirma el hijo del fundador.

Pero el sábado, lejos de parecer un desierto, esta calle, que bien podría haber estado en el centro de Berlín, presentaba el que hoy es su concurrido aspecto habitual. O quizás uno mayor al mezclarse los veteranos con las nuevas generaciones que, aunque quizás ajenas al viaje, visitaban el monumento.

Los sentidos no engañaban. A la vista saltaba el ambiente de celebración, pero también al olfato. El olor a cerveza, que para la ocasión había vuelto al precio del 79, lo inundaba todo en una ceremonia en la que el primer precepto era saborear una Koning Pilsener, la única marca de barril que se ofrece, servida al más auténtico estilo alemán. Siete minutos y cuatro toques hacen falta para emular el espumoso sabor de las tabernas del país de Goethe.

Pero el oído tampoco traicionaba. Clásicos alemanes y música revival para celebrar Qué viva España, donde el idioma vernáculo no les resulta necesario más que para entonar coplas. O al menos mientras sigan acudiendo a este pedacito de Alemania construido frente a las playas de Palma.

Antes del toque de queda , la oración final en el templo de la cerveza. Bengala en mano llega la hora de entonar Sierra Madre para celebrar que la tradición del turismo germano en la isla tuvo sus raíces en la calle mallorquina más famosa de Alemania.