En la segunda edición de Les Vetlades al Museu, la organización subió el listón. Si el año pasado los numerosos visitantes que se apuntaron a esta iniciativa, que une arte, gastronomía y jazz en directo, tuvieron que aguardar con paciencia y un abanico que las salas de visita se vaciasen, este jueves no hubo colas. Calores sí.

La directora del Museu de Mallorca, Joana Maria Palou, compartió labores de guía con Rosa Aguiló y María del Mar Gaita -que explicaban la sala del tesoro almohade-, y Joan Alzina y María Nieto, que detallaban qué era el Sec. A Palou le tocó la sala dedicada a la pintura del siglo XVII, prueba que superó, "a pesar de los nervios que paso cuando tengo que hablar en público".

Entre detalles y anécdotas de "una de las mejores piezas que hay en España del Renacimiento", la de Ferrando de Coca, o la talla de una virgen encontrada en aguas de Porto Colom, la historiadora iba dando pistas sobre "el arte que hacen las personas". Mientras, los músicos del Toni Miranda Jazz Quartet afinaban instrumentos en el patio.

Los más de ochenta visitantes que iniciaron estas veladas escuchaban atentos las explicaciones de los especialistas. Algunos, como Catalina Picornell, ya conocían el museo -"somos muy aficionados al arte", apuntó-, sólo que no podían imaginarse qué buena fusión se podía dar entre restos del siglo XIV y las melodías de John Coltrane. "Me parece muy interesante la iniciativa de combinar cultura con una cena en el patio, mientras escuchas jazz", dijo Consuelo, llegada de Bilbao.

La cena, servida por Salvador, cuidó los detalles al máximo. Gastronomía isleña servida en las cucharas de moda. Sushi de la tierra. Un trampó en miniatura. Había apetito. El patio del Museu de Mallorca, vestido como un chill out discreto, se adornó con cojines de colores. Ni qué decir que entre algunos, la conversación subía de tono cuando hablaban del caso Rasputín. Más que sonrojo, había risas. "¡El sexo mueve el mundo!", decían.

Palou se mostraba satisfecha. Un colectivo variopinto, de edades diferentes, asistió al acto. Algunos ya repetían tras el éxito del pasado año: "algunas señoras suelen venir al museo, aunque en sus casas sí que tienen verdaderas joyas", comentaba jocosa la directora. Desde el escenario, la banda liderada por un conocido músico de la isla, Toni Miranda, la emprendía con clásicos como John Coltrane y West Montgomery. Relajados los estómagos, la mente llena de arte, bailaban los pies.