29 de abril de 1978. La Unión de Centro Democrática (UCD) vivía una de sus habituales trifulcas internas. Aún no había Constitución, pero los sindicatos preparaban en Palma la festividad del Primero de Mayo. El Jaime III anunciaba a todo trapo el estreno del "primer filme porno-erótico de gran lujo", Los pecados de Lady Chatterley, película clasificada S que promocionaban con el sutil mensaje de que era "capaz de conmover lo mejor de su... corazón". Palma reclamaba la recuperación de las Fiestas de Primavera, perdidas en 1964, un sofá-nido costaba 9.300 pesetas y un diario 20.

En este panorama nacieron en Palma los multicines Chaplin. Fue la primera instalación multisalas que abrió en la isla y una de las cuatro primeras de este tipo que existieron en todo el Estado. "Sólo había unos en Madrid, Valencia y Zaragoza. Recibimos muchas críticas al principio porque era la época en que todo el cine era para pantalla grande", recordaba el año pasado el responsable de los Chaplin, Joan Olives, durante el 25 aniversario de la empresa. En cualquier caso, la iniciativa prosperó. En un panorama tan convulso para los cines como el final de la década de los 70 y el principio de los 80, con el auge del vídeo y de los videoclubs, prácticamente la mitad de las salas de cine de las islas cerrraron. Los Chaplin aguantaron y crecieron. En 1980 se añadieron dos salas a las tres iniciales con que se inició la actividad de los multicines y en 1995 se agregó una sexta, cifra que doblaba las tres iniciales con las que comenzó a trabajar el Multicines Chaplin.

Cine comercial y de autor

La mezcla de cine más comercial con otros títulos de mayor calidad fue desde el principio una de las señas de identidad de este local. El primer día de funcionamiento del Chaplin la selección fue Sacco y Vancetti, de Giuliano Montaldo, película sobre la intolerancia, la violencia del poder y la magistratura complaciente con la naturaleza represiva del Estado; Jonás, que cumplirá los 25 años en el año 2000, el repaso a ocho personajes ocho años después de los hechos de Mayo del 68, y La Grande Bouffe (La gran comilona), un filme de Marco Ferreri, que la publicidad de la época recomendaba sólo "para paladares fuertes". Por supuesto, todas en versión original subtitulada.

La tradición continuó con ciclos dedicados a Woody Allen y proyecciones de directores noveles entonces como Pedro Almodóvar, Fernando Trueba o Ventura Pons, hoy consolidados.

La selección de películas que exhibía el Chaplin fue polémica en ocasiones, como ocurrió con un ataque a pedradas al cine en 1980 (el primero que recordaba la Policía en Balears) o las amenazas de bomba, por fortuna falsas, que se lanzaron por la proyección de filmes como El caso Almería, El proceso de Burgos, Je vous salue, Marie, película esta última que generó en 1985 una cascada de cartas al director en DIARIO de MALLORCA, y el surgimiento en Palma de unos fantasmagóricos e inocuos 'Frentes Católicos Antimarxistas' que intentaron aguar la fiesta a los cinéfilos. Sin éxito.

Una entrada, 300 pesetas

El Chaplin avanzó a medida que lo hacía la sociedad mallorquina y española. Igual que los precios y que su oferta de películas. Se acercaba la integración a la Comunidad Económica Europea y Felipe González preparaba la primera reforma de su Gobierno. Al mismo tiempo, la Policía Local de Palma realizaba una huelga de celo. En 1985, al mismo tiempo que se rescataba al ex gobernador Ballestí, perdido en el mar, una película costaba en los Chaplin 300 pesetas (200 los martes para atraer más al público, o sea, 1,2 euros). Para los que se paga en la actualidad 5,5 euros o incluso 6, una ganga.

El multisalas se atrevió con iniciativas que mezclaban cine y gastronomía, ciclos como el de Arquitecturas, reservó espacios para el cine de terror. Dentro de la limitada, aunque creciente oferta de salas de Mallorca en la década de los 90, presentaba una programación atrevida. Todo cinéfilo recuerda una película vista en el Chaplin. Los más veteranos: Padre, padrone, de Paolo y Vittorio Taviani. Los recién llegados, Comandante, de Oliver Stone.

En todo caso, la aparición de más competencia, que se observa de manera nítida a partir de 1995, dejó malherido al Chaplin: la creación de nuevos multisalas en el extrarradio, con mayor superfie, más salas y más grandes, mayor oferta de párking y más propuestas de ocio adjuntas, hacían menos atractiva su oferta y más difícil su supervivencia, al igual que ha ocurrido con muchos cines urbanos.

Ahora, se intenta alcanzar soluciones que evite el cierre definitivo del multisalas, oficialmente en vacaciones. Por ahora, Palma ha perdido un lugar donde descansar, reflexionar y soñar. El Castigador, Hermano Oso, El día de mañana, Peter Pan y La Puta y la Ballena han marcado el final, que muchos querrían provisonal, de la historia de los Chaplin. Mal punto final para quien ofreció mucho mejor cine. Fuera de la pantalla, no siempre se puede elegir el punto final.

THE END.