Muchos libros antiguos, pero sobre todo miles de cómics llenaron ayer de color los jardines del centro cultural de la Misericòrdia, en la octava edición de la Fireta de llibres i tebeos vells. Por fortuna, no fueron sólo tebeos los que inundaron el recinto de la muestra. Un incesante goteo de público se acercó a participar de la jornada a pesar de lo difícil que resulta congregarlo en un domingo veraniego. Precisamente por ello, la organización se sintió más que satisfecha con las más de 1.700 personas que visitaron la feria.

Entre el público, se podían observar fisonomías de lo más diversas, quizás porque eran varios los motivos que llevaban a la gente a visitar los jardines.

Algunos llegaban con la intención de disfrutar de las actuaciones programadas. Otros, para aportar su granito de arena en el mercadillo solidario que la asociación Escola en pau había dispuesto con la intención de conseguir fondos para los niños saharauis.

Tampoco faltaron aquellos que acudieron a la cita por simple curiosidad al sentirse cautivados por la música y el bullicio que inevitablemente se escapaba de los límites del patio. Porque, sin duda, las melodías del recital poético musical que Llunàtiques entonaron en homenaje a Miquel Martí i Pol, un poeta de la tierra donde "el Ter cambia de dirección", obligó también a cambiar el rumbo de muchos transeúntes.

Asimismo, el jazz debió atrapar a muchos con sus notas. La alegre tanda de estándares americanos que ofreció el trío Rafel Aguiló le dio al espacio una fuerza especial.

Pero, sin lugar a dudas, los amantes del mundo del cómic predominaban en el decorado.

Era fácil reconocerles. Bastaba con observar el embelesamiento con el que ojeaban los tebeos y el fajo de cómics que custodiaban bajo el brazo. Así se reconocía, por ejemplo, a Jorge Martínez que a las diez y media de la mañana lamentaba haber llegado tarde asegurando que se le habrían adelantado todos aquellos "frikies que temblaban cuando conseguían algún nuevo cómic".

También era fácil distinguir a Bibi, el ilustrador que se encargó de enseñar a todo aquel que quiso la manera de convertir cualquier tipo de figura geométrica en una divertida caricatura. Sorprendía reconocer entre su alumnado edades de lo más dispares. Desde el nieto hasta el abuelo disfrutaron de sus clases magistrales.

Pero Bibi no fue el único ilustrador que se acercó al público. Los mallorquines Pau, dibujante de DIARIO de MALLORCA, Guillem March y Tomeu Morey se dedicaron a la firma de autógrafos.

De todos modos, algunos encontraron a faltar entre esta lista de autores invitados al que está considerado como el creador de cómics local por excelencia: Max, el padre de Peter Punk.

La feria, que había comenzado a las nueve y media de la mañana acabó sobre las tres de la tarde. De todos modos, estos días los amantes del cómic no sólo han dispuesto de la feria para disfrutar de su afición predilecta, ya que esta muestra ha coincidido con diferentes acciones inscritas dentro del 'Cómic Nostrum' en las islas. Exposiciones en diferente puntos de la ciudad o la final del 'Art Comic' habrán sido cita obligada para muchos.