Tras el calor sofocante y ese bochorno que no deja dormir, el ruido de los aparatos del aire acondicionado, los autobuses llenos de turistas en chancletas y calcetines blancos y la cancioncilla sin sentido, con baile incluido, que suena una y otra vez en las radiofórmulas, se esconde la magia del verano.
Es tiempo de vacaciones, de relajación, de olvidarse de los problemas y de disfrutar. Si se dispone de tiempo, lo mejor es hacer un viaje pero, si optan por quedarse en casa, habrá que convertir estos días en inolvidables.
Música, ocio, comida, fiesta y espacio para la cultura tienen una cita obligada en una época en la que la tierra rinde pleitesía al sol y el viento se convierte en una navaja afilada.
Mallorca se llena de propuestas que invitan a vivir estos meses con todos los sentidos.