El malagueño Pedro Gálvez ha recreado los últimos días de la Biblioteca de Alejandría en Hypatia (Lumen), biografía novelada de la hija de Teón, último director de esta mítica Biblioteca, que fue violada, torturada y despedazada por un grupo de fanáticos cristianos.

Nacida a mediados del siglo IV, Hypatia superó en conocimientos a su padre, Teón, y se convirtió en maestra de un selecto grupo de estudiosos que hicieron de Alejandría uno de los centros de investigación más conocidos de la antigüedad, según explicó Gálvez, quien ha publicado esta novela tras la titulada Nerón y como segunda parte de una tetralogía sobre la Antigüedad que completará con Séneca, de próxima aparición, y Agripina.

Las fuentes históricas apenas proporcionan tres o cuatro datos concretos sobre Hypatia, suficiente para que Gálvez escriba esta "biografía novelada" pero "sin recurrir a las libertades que nos otorga la narrativa de ficción", sino "tratando de rodearla de un contexto humano".

Es fácil imaginar, según dijo Gálvez, que la familia de Hypatia debió sentirse como una familia judía en la Alemania hitleriana, ya que años después de la destrucción de la Biblioteca de Alejandría y siendo un delito el cultivo de la ciencia, Hytapia se empeña en desarrollar sus teorías matemáticas hasta convertirse en la mayor científica de la Antigüedad.

Gálvez aseguró que la novela, nada más ser publicada, ha superado dos pruebas de fuego, ser alabada por dos matemáticos y que haya sido demandada para ser traducida al griego.

La tetralogía proseguirá con Séneca, una novela cuya escritura concluirá Gálvez en los próximos meses y en la que ofrecerá un Séneca inédito: "Nadie ha visto a Séneca como yo lo veo; y estaba ahí gritando; fue un hombre que con 63 años hizo por primera vez lo que le dio la gana, y lo hizo hasta encontrar la muerte".

Gálvez asegura que, al final de su vida, Séneca sufrió una transformación incluso física, porque hasta dejó de ser gordo, y esa mutación se produjo en una Roma "que se parecía mucho a nuestra época, una ciudad librepensadora, de un millón de habitantes, en la que toda la intelectualidad era atea".