Tres días, con sus tres noches, han pasado un grupo de chicas a las puertas de la Plaza de Toros de Palma. La espera tuvo su recompensa para África Donoso, Sonia Tomàs y sus amigas, que ayer, a eso de las siete de la tarde, encabezaban la larga cola que daba la vuelta al Coliseo. No fue hasta bien entrada las ocho de la tarde cuando las puertas del recinto se abrieron y entonces se desató la locura. Carreras, empujones, nervios... todo para estar en primera fila del escenario y seguir, en la línea de fuego, los movimientos del "ricitos" Bisbal.

Camina y ven es el título de una de las canciones del artista almeriense y eso parece que es lo que ocurre. Que dice ven, y todos, mayores, adolescentes, niños, madres, padres y hasta mascotas, acuden a su llamada. Ni siquiera ha nacido, lo hará, según las cuentas, en agosto pero Marina asistió ayer a su primer concierto. Su madre, Manoli Marí se confiesa una fan incondicional. "Me gusta todo, su físico, como canta... es perfecto". A su lado, Susana Oliver y Tania Salvà gritan al ver, a través de unos prismáticos, el ensayo del cantante.

Con camiseta negra y pantalón blanco, Bisbal realizó una prueba de sonido que duró algo más de media hora y que sirvió de prolegómeno a lo que vendría después. Rosi Ruiz y Laura Romero se adelantaron y compraron sus entradas con suficiente tiempo de antelación. "Sabíamos que se agotarían y esto no nos lo íbamos a perder". Reconocen que su canción favorita es una balada, Dígale, de su primer disco, aunque enloquecen con el Boom, boom, "se nos acelera el corazón".

Y es que este chico vale para todo. Así al menos pensaban los reventas que llegaron a pedir por una entrada algo más de cien euros. Pagando, menos, pero obligado, estaba Emilio Domingo. Su novia, Raquel Martínez admite que duerme escuchando las canciones del concursante de Operación Triunfo y que lo que más admira de él "es que no ha cambiado nada. Sigue siendo auténtico".

Con rizos o sin rizos, aunque la pequeña Paula Tugores, de diez años, lo prefiera con su look actual, el tirón comercial de David Bisbal traspasa lo inimaginable. Aunque su club de fans está formado en su mayoría por jóvenes mujeres, ayer, durante la tensa espera, fueron muchos los chicos que, animados, dieron rienda suelta a su locura y se marcaron unas bulerías. Mallorca, también, sucumbió al fenómeno.