El idiosincrático Pou des Dau, lugar donde se halla ubicada la Creu de Son Rafel Mas, acogió ayer por la mañana el acto litúrgico de la bendición de ramos. Desde hace unos años, la parroquia elige sitios significativos y relacionados con la historia de la población para efectuar al aire libre esta celebración religiosa y tradicional.

Los vecinos de las calles sa Trona, Ramon Llull, Es Dau y sa Torre lo habían adornado con plantas, flores y macetas, detalle que fue agradecido públicamente por el rector Miquel Mascaró y a cuyas palabras y de forma espontánea correspondieron con aplausos los feligreses allí congregados.

Miquel Mascaró afirmó que "la gente disfruta que se tengan en cuenta puntos significativos de nuestro pueblo; estas cruces, que cuentan con tan larga tradición, son símbolos que marcan el pueblo y delimitan sus zonas. En otros años elegimos la cruz del Molinar, la de Ca Ses Monges?". Refiriéndose a la celebración religiosa, dijo que "lo más importante es que se hace presente la familia; acuden juntos, padres, hijos y abuelos. Se recupera, de esta forma la familia, la familia en letras mayúsculas".

A continuación, los asistentes se trasladaron a pie y en comitiva festiva hacia la iglesia parroquial por las calles de sa Trona y Major. En un templo parroquial completamente abarrotado y en la que destacó "la presencia de niños y jóvenes", el mismo párroco y el sacerdote montuïrer Sebastià Miralles oficiaron la Misa de Ramos.

En la homilía, el párroco Miquel Mascaró señaló que "si una palabra debe destacar hoy sobre las demás es la de acompañamiento, el mismo que el pueblo de Jerusalén dispensó en este día a Jesús en un grito de fiesta, de victoria, de triunfo. En la sociedad actual, la clave de los tiempos en que vivimos radica en este acompañamiento a nuestro niños y jóvenes para que crezcan en valores y con una educación integral; en un acompañamiento a los matrimonios jóvenes para que puedan disponer de una vivienda digna y lejos de los préstamos que no podrán pagar; en un acompañamiento a los adultos en la utopía de la lucha por la vida; en un acompañamiento a nuestras personas mayores en su camino de soledad y, en un acompañamiento, sobretodo, a los crucificados de nuestro mundo: personas maltratadas y privadas de libertad, gente que no goza de una vida digna". Un mensaje de lo más revelador.