El artista Pau Lluís Fornés falleció ayer en Palma a los 76 años. Sus familiares presidirán hoy un velatorio en Son Valentí, donde mañana se incinerarán sus restos mortales.

Pintor de oficio, barroco en sus composiciones y vitalista y sentimental en lo humano, Fornés tuvo contactos con Xam en sus primeros años como artista y mantuvo una estrecha relación con escritores de la época como Llorenç Villalonga, Blai Bonet, Carme Riera, Josep M. Llompart, Miquel Pons o Camilo José Cela, a quienes ilustró algunos de sus libros.

Fornés, con varios premios en su haber, entre ellos la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes, y piezas dispersas por diferentes iglesias de la isla, como la de Nuestra Señora de Robines de Binissalem, acusó un notable éxito en los 70. En Nueva York y Londres fue reclamado por coleccionistas. Sin embargo, en los 80, el peso de la "modernidad" le cayó encima y le dejó en el "ostracismo".

El Casal Solleric le dedicó una retrospectiva en 2001, comisariada por María José Corominas, y el ayuntamiento de Palma adquirió parte de su obra en los últimos años.

"No puedo decir otra cosa que sólo pinto y aún dudo que sepa hacerlo", declaró en una de sus últimas apariciones públicas.

Autor de varios textos dramáticos, Fornés fue elogiado por una de sus últimas escrituras, Aristina, una comedia sobre la represión sexual que llevó a escena la compañía Taula Rodona en 2003.