El productor mallorquín Miguel Ruz Sureda es uno de los profesionales del audiovisual que tiene el ojo puesto en Mallorca como plató de cine. Socio de Babieka Films, con sede en Madrid, ha sido el productor español de Turn up Charlie, serie filmada en la isla el pasado verano y uno de los flamantes estrenos de Netflix.

Ruz fue la figura que apostó fuerte por Mallorca en una reunión en Londres con la plataforma y los creadores de la ficción. En la puja por llevarse la producción a casa, también estaban las Canarias, el sur de Andalucía y Portugal. "Mi propuesta fue la isla, también Eivissa, aunque el rodaje fuera a producirse en temporada alta. Había que asumir el riesgo. La historia lo pedía: la vida de un dj en la pitiüsa y además que Idris Elba pincha en la vida real allí", comenta el productor. "Entonces empecé a moverme para que los organismos públicos nos ayudaran", explica. "En este sentido, debo agradecer la implicación de la Mallorca Film, en especial la de Pedro Barbadillo, y la de los distintos ayuntamientos donde rodamos", señala. El empeño de Ruz fue capital. "Netflix no quería venir a la isla, no se atrevían a hacerlo en pleno julio aquí, con la temporada turística en su punto más álgido", señala. "Me impliqué más de lo debido y funcionó", apunta. "Para ellos, los capítulos séptimo y octavo, con Mallorca en todo su esplendor, han sido los más importantes y ni se lo imaginaban", prosigue.

Ruz se puso de inmediato a buscar los emplazamientos para el rodaje con un jefe de localizaciones. "Buscábamos una playa que fuera íntima, no demasiado grande, una cala donde se pudiera celebrar la fiesta privada de un dj. Dimos con la playa del Mago", comenta. Un espacio en Calvià que hubo que cerrar al público en pleno mes de julio.

Una de las complicaciones más importantes fue dar con una casa lujosa por esas fechas. "Al final conseguimos la de Cala Serena (Felanitx)", explica, una mansión que protagoniza el último capítulo de la serie de comedia.

El rodaje no tuvo lugar únicamente en espacios de opulencia. "También rodamos en dos casas más decadentes, que reflejan un momento menos próspero del protagonista. Una de ellas estaba en Cala d'Or (Cala d'OrSantanyí. Ahí ambientamos el clásico apartamento de un dj, humilde, algo desordenado, donde se hacen fiestas. En Palma también rodamos escenas; en concreto en una habitación de una casa que estaba cerca de Establiments", relata el productor. De hecho, Elba estuvo alojado durante dos semanas en Mallorca entre el casco antiguo de Ciutat y en Campos, cerca de Ses Salines, en una casa rústica a 400 metros del mar.

La escena estrella de la serie, la de la fiesta final, fue una casualidad fruto de las complicaciones. Sa Fortalesa (Pollença) no constaba en el primer plan de rodaje. "Para rodar esa megafiesta nos planteamos muchas playas. Estuvimos a punto de hacerlo entre la playa del Mago y la de Portals Vells. Íbamos a montar ahí una tarima de madera enorme, pero por una cuestión de riesgos laborales y por presupuesto abandonamos la idea", indica. "Hubiéramos necesitado nueve días para construirla y prepararlo todo", agrega. El plan b fue la fortificación del Port de Pollença. "La logística para rodar esa secuencia fue complicada. Alquilamos cinco o seis autocares para trasladar a 500 extras. Hubo apoyo local para el vestuario. Para la decoración de la fiesta contamos con especialistas en efectos especiales de la isla. Luego está toda la cuestión de la potente iluminación, que venía de fuera, los pirotécnicos y los técnicos. La preparación de sa Fortalesa para rodar fue de dos días. La grabación duró uno. También usamos drones", desvela.

Para Ruz, el rodaje de Turn up Charlie resultó complejo, "pero logísticamente funcionó muy bien. Algunas de las limitaciones provocaron que tuviéramos que reescribir el guión", apunta.

Trabajar con Idris Elba fue un placer. "Es una persona con los pies en el suelo. Se implicó mucho. Mallorca le gustó más que Eivissa. Eivissa le encanta como lugar de veraneo, es donde pincha. Pero de Mallorca le impactó la variedad del paisaje. Palma también le encantó".

Uno de los puntos fuertes de la isla como localización "es el color del mar. En el Caribe es difícil que llegue a alcanzar esa tonalidad turquesa. A lo mejor en alguna zona de México. Pero tener ese color turquesa tan accesible, ese paisaje mediterráneo, playas con arena, calas preciosas, casas lujosas y una arquitectura de piedra muy interesante, como la de sa Fortalesa o pueblos como Deià, son valores al alza", detalla Ruz, formado en Inglaterra, con experiencia en Palma Pictures y también productor en España de Black Mirror.

El mallorquín, el hombre que trajo a Netflix a Mallorca (la plataforma repetirá en la isla próximamente con White Lines de Álex Pina), tiene perspectivas de traer más rodajes a la isla. "Ahora me voy a Hong Kong, me pillas en el aeropuerto", explica. "También estoy pendiente de algunas producciones británicas y americanas", refiere. "Al ser de la isla, estoy trabajando para potenciar la industria audiovisual en Mallorca", confiesa.

La macrofiesta en Sa Fortalesa, un accidente afortunado

Sa Fortalesa no estuvo en el plan de rodaje inicial de 'Turn up Charlie'. La imposibilidad de construir una tarima en la playa propició que la gran fiesta se trasladara al castillo y sus instalaciones.