El 44% de los españoles recibe entre uno y cinco bulos por Internet a la semana, una cifra que recuerda que los bulos siguen siendo una lacra en el uso de Internet, provocando que redes sociales como Facebook y grupos de aplicaciones de mensajería como WhatsApp se llenen de informaciones falsas.

Según un estudio realizado por la plataforma www.comunicamaspormenos.com, el 44% de los españoles recibe entre uno y cinco bulos por Internet a la semana, y el 31% de los usuarios admite que les da credibilidad. Además, el 97% de los entrevistados asegura haber recibido en alguna ocasión 'emails' anónimos con información alarmista sobre un servicio o producto y con la petición de ser reenviado.

En ocasiones es complicado diferenciar una noticia real de un bulo, pero hay una serie de parámetros con los que se pueden evitar. Como explican desde la compañía gallega TokApp, el principal de ellos es revisar la procedencia de la información, un aspecto para el que resulta muy útil mirar las 'url' de las noticias difundidas, que en ocasiones imitan las direcciones de medios de comunicación o de la Administración Pública, pero presentan diferencias como guiones, puntos o dominios extraños --como .cc y .biz.

En cuanto a la procedencia de las fuentes, también resulta aconsejable prestar atención a las comunicaciones oficiales, tanto de ayuntamientos como de policía, por encima de testimonios procedentes de redes sociales o WhatsApp. Sus recomendaciones son especialmente útiles en situaciones de alertas o emergencias, y ayudan a desmentir noticias falsas virales.

En los bulos que se difunden por redes sociales, es frecuente que se cite a medios de comunicación conocidos para dar veracidad a los datos vertidos. Para evitarlo, desde TokApp recomiendan consultar en las páginas web propias de los medios para encontrar la supuesta noticia, o revisar otros medios de referencia para asegurarse de que se hagan eco de la noticia.

Resulta importante saber, además, que en los bulos la fuente suele ser anónima, pero siempre hace referencia una supuesta fuente de confianza, como la Policía Nacional o la Guardia Civil -aunque normalmente sin llegar a citar fuentes concretas de cada una de estas fuerzas de seguridad- y en ocasiones incluso se añaden datos reales para aumentar la veracidad.

En cuanto a su estilo de escritura, la mayoría de los mensajes de los bulos suelen estar redactados de forma atemporal y en un castellano neutro para facilitar su difusión en otros países de habla hispana. Además, los temas que abordan suelen estar relacionados con la salud y la alimentación, la tecnología y la economía.

Los bulos de WhatsApp, en concreto, se caracterizan por utilizar herramientas propias de la aplicación de mensajería como son las imágenes y los audios virales. Quienes difunden estas mentiras, como apuntan desde la compañía gallega, se aprovechan de que las personas suelen dar más credibilidad a las noticias en formato gráfico o sonoro.