Si un día caminando por una calle cualquiera, de una ciudad cualquiera, de un país cualquiera ves una memoria USB incrustada en una pared, no empieces a maquinar y a pensar que se trata de algún proyecto ultrasecreto del gobierno, considera más bien que puedes estar ante una 'dead drop', o lo que es lo mismo, ante una de las miles de memorias USB que están escondidas alrededor del mundo y en los sitios más comunes, donde nunca nos hubiéramos imaginado.

La idea de colocar unidades USB en espacios públicos de todo el mundo se le ocurrió al artista alemán Aram Bartholl. ¿Con qué intención? Con la de crear una red P2P (de persona a persona) anónima, que permitiese el intercambio físico de archivos sin necesidad de conectarse a Internet. Un proyecto original, sin duda, que nació hace seis años, en 2010, en Nueva York, cuando Bartholl escondió las primeras cinco memorias USB. Actualmente hay miles por todo el mundo.

¿En qué consiste?

Se hace un agujero en un muro, se incrusta el 'pendrive' dejando la parte del conector a la vista, se sella con masa o cemento y ¡listo! Estas memorias externas tienen que estar vacías en el momento de la colocación -solo debe incluir el archivo que explica el proyecto- y siempre deben situarse en la pared exterior de un edificio que esté en un lugar público, o en algún otro lugar que se os ocurra, pero siempre público.

El paso siguiente es comunicar a la web deaddrops.com el lugar exacto donde se ha colocado la memoria USB para que otros usuarios puedan encontrarla. A partir de ahí cualquiera puede conectar su ordenador e iniciar el intercambio de archivos.

¿Son legales?

Este "juego" está pensando para que cada uno deje en los lápices USB los archivos que desee -música, películas, fotos, etc.- para que otra persona pueda descargarlos. Al no tratarse de un sistema que esté conectado a Internet no deja huella, como ocurre con otros programas de descarga de archivos como, por ejemplo, uTorrent. Las autoridades no pueden intervenir, dado que no se está vulnerando la ley de descargas.

Eso sí, si te decides a participar, ten cuidado, porque puedes encontrarte con unidades USB con código malicioso. "Las ´dead drops´ pueden usarse indebidamente en beneficio del software malicioso", advierte su creador. Es, dice, parte del juego.

En la actualidad, hay miles de 'pendrives' instalados en muros de todo el mundo, y, por supuesto, España es uno de los países en los que podemos tropezar con ellos.

En el momento de escribir este artículo la página deaddrops.com contabiliza un total de 1.625 unidades USB en todo el mundo y la capacidad de almacenamiento está a punto de llegar a los 12.000 gigas (12 terabytes).