El crecimiento de Facebook no parece tener fin. Con casi más de 1.350 millones de usuarios activos, casi la población de China, Mark Zuckerberg ha convertido su compañía en la red social más importante y más utilizada del mundo. Desde su nacimiento hace ya 10 años, su crecimiento ha sido imparable, sumando cada vez un mayor número de usuarios y multiplicando sus funcionalidades con el objetivo de hacer más atractiva la interacción esta red social.

Su éxito, sin embargo, también ha acarreado la multiplicación de los peligros que acechan a los usuarios de Facebook. En este sentido, son muchos los riesgos a los que se enfrentan los millones de personas que forman parte de esta comunidad, aunque la mayoría de ellas los desconocen.

En realidad, los peligros de Facebook son comunes en el conjunto de redes sociales, pero en el caso de la compañía de Zuckerberg estos riesgos resultan mucho más significativos al tratarse de la comunidad de usuarios más importante y activa del mundo. En este sentido, solo hace falta tener en cuenta el efecto multiplicador de una red tan masiva y poderosa como es Facebook para darse cuenta de la resonancia que puede llegar a tener cualquier comentario o foto subidos a su muro.

En general, el mayor peligro de Facebook viene dado por los contenidos que compartimos y con quién lo hacemos, ya que en algunos casos ello puede conllevar casos de acoso, violación a la privacidad, chantajes y amenazas, usurpación de perfiles, robos de identidad... En Facebook cualquier persona puede saber quiénes son nuestros familiares, cuáles son nuestras aficiones, el lugar donde trabajamos, donde estudiamos...

Pese a ello, muchas veces los usuarios no parecen ser conscientes de que cuando escriben algo en Facebook en realidad están hablando en público. Valga como ejemplo el caso del primer despido del de se tienen datos por culpa de las redes sociales, el de una incauta joven británica que publicó en su muro "estoy harta del marica de mi jefe, todas las mañanas me putea", olvidando que su responsable formaba parte de su comunidad de amigos en la red social. Tampoco es una buena idea airear a los cuatro vientos en Facebook el destino de nuestras próximas vacaciones, ya que los ladrones se han dado cuenta del valor que tiene la información que los usuarios cuelgan en la red social y aprovechan estos datos para desvalijar a aquellos que informan sobre las fechas en las que su vivienda estará vacía.

Otro de los grandes peligros a los que se enfrentan los usuarios de las redes sociales y por tanto de Facebook es el del acoso, las amenazas o chantajes. Esto es así especialmente en el caso de los menores, que a menudo cuelgan y comparten de forma despreocupada textos, fotos y vídeos con desconocidos. Cada vez es más frecuente encontrarse con personas que reciben mensajes humillantes, intimidatorios o hirientes, generando miedo y dolor en las víctimas y la diversión del acosador. En los casos extremos, este hostigamiento puede llevar incluso al suicidio si no se previene.

Además, otro peligro que van en aumento, pese a las cada vez mayores advertencias, es al que se enfrentan aquellos que comparten a terceros archivos de carácter íntimo, sin ser conscientes que ese material puede ser posteriormente difundido y llegar a millones de personas en todo el mundo. Los mensajes racistas y la apología del odio es también otro peligro de Facebook. Pese a que la compañía intenta luchar contra estos contenidos, la viralidad de las redes sociales provoca un crecimiento exponencial de mensajes intolerantes y llamadas a la violencia.

Otro de los peligros de Facebook es convertir nuestra cuenta en una fuente de spam. La empresa de seguridad Kaspersky ya hecho varios llamamientos recientemente alertando de los riesgos de aceptar en nuestra red de amigos a personas desconocidas. Y es que a menudo detrás de estos individuos se esconden falsos perfiles que lo único que harán será llenar nuestra cuenta de correo basura. En otros casos, todavía más peligrosos, estos ´spammers´ utilizarán técnicas de ingeniería social para intentar hacerse con datos privados de los usuarios.

El peligro del ´pishing´ también está muy presente en Facebook. Mediante esta modalidad de fraude, un usuario es llevado al engaño haciéndole revelar los datos de acceso a su cuenta mediante una invitación a una página falsa idéntica a la de una red social. Tras obtener los datos, los defraudadores obtienen acceso a la cuenta del usuario y aprovechan para enviar spam o para convencer a los contactos del incauto para que instalen algún programa malicioso con el que obtener algún fin ilícito.

El código malicioso es otro de los grandes peligros de Facebook. Existen multitud de aplicaciones falsas especialmente diseñadas para actuar en esta red social y con las que se infectan las cuentas. Mediante promesas como por ejemplo saber quién ha visitado su perfil, muchos usuarios son engañados para que pinchen un enlace que termina infectando sus cuentas.

Otro de los peligros de Facebook que afecta especialmente a los menores es la posibilidad de que puedan acceder a contenidos inapropiados. Esta red social está llena de páginas de temática adulta a la que los niños pueden tener acceso de forma ilimitada. Facebook recomiendo a sus usuarios seguir las páginas que otros en su lista de amistades siguen. En caso de tener amigos ´poco recomendables´, esto puede entrañar también riesgos.

Otro peligro de Facebook viene dado por la gestión que hagamos de nuestra cuenta en el caso de que estemos buscando trabajo o queramos cambiar de empleo. Cada vez son más las compañías que se fijan en los perfiles de las redes sociales de sus posibles candidatos, por lo que en función de los contenidos colgados en nuestro muro una empresa puede optar definitivamente por descartar nuestra candidatura.

Por último, otro de los peligros de Facebook no afecta tanto a sus usuarios como a las empresas. Se trata de la pérdida de productividad que supone para muchas compañías el hecho de que sus empleados se relajen durante su horario laboral consultando sus muros de Facebook. Ante esta situación, muchas empresas han optado por restringir el acceso desde sus ordenadores corporativos a las cuentas de las redes sociales.