La pregunta no es baladí, y da igual si estamos hablando de videojuegos, el ordenador o el primer móvil. Y si eres padre seguro que sabes de qué va este artículo y lo vas a leer con atención e interés ya que la pregunta lo merece: ¿cómo introducir a los niños en la tecnología?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que tratar la tecnología con naturalidad, por lo que cuanto antes dejemos a nuestros hijos experimentar con ella, mejor y más suave será el proceso. El niño debe saber que el móvil, la tableta o el televisor son objetos normales y corrientes, cotidianos en un mundo cada vez más tecnológico. No debemos convertir esos dispositivos en inalcanzables objetos de deseo ya que ello provocará un uso intensivo y perjudicial en el futuro. Si el niño nos pide el móvil, es mejor dejárselo para que vea qué se puede hacer con él a prohibirle el uso con la excusa de que “esto es de papá” o porque “es muy delicado”. Ciertamente, es un dispositivo delicado, más aún en manos de un niño, pero hay muchas -y muy económicas- formas de proteger un smartphone. Lo mismo se puede decir del televisor o cualquier otro dispositivo electrónico. Dejemos que lo utilicen y que sea un elemento habitual para ellos, no algo prohibido. Y es que hay que preguntarse algo: ¿es culpa de esas prohibiciones a temprana edad el hecho de que los adolescentes de hoy en día estén todo el día enganchados? Da qué pensar, ¿verdad?

Siempre con supervisión

Pero cuidado, nunca hay que dejar esos dispositivos en manos de los chavales si no estamos con ellos. La naturalidad con la que se debe tratar la tecnología debe provenir de nosotros mismos, los padres. Una buena táctica es explicarles para qué sirve un teléfono inteligente o una tableta. Sentémonos con ellos, tranquilamente, y que vean por sí mismos qué se puede hacer. Les podemos explicar que, además de para llamar por teléfono a los abuelos o los tíos, también podemos enviarles mensajes escritos e incluso imágenes. Hagamos fotos juntos y luego enviémoslas. Les podemos mostrar cómo grabar divertidos vídeos, editarlos con alguna app y luego enviárselo a mamá o a papá, que está en ese momento trabajando. Pero siempre con nosotros como guía. Que sean ellos los que nos graban y nos fotografían, y luego con nuestra ayuda lo enviaremos para posteriormente esperar la respuesta.

Los hijos suelen idolatrar a sus padres, especialmente a edades tempranas. Papá y mamá son protectores, listos, lo saben todo y nunca se equivocan. Al menos así nos ven cuando son pequeños. Aprovechemos esa idílica imagen que tienen de nosotros para que hagan en el futuro un uso correcto de la tecnología. Enseñémosles todo el mundo de aplicaciones que hay, buenas y malas, y pongámosles sobre aviso acerca de las malas. Que aprendan a diferenciar el bien del mal en ese tsunami que es una tienda de aplicaciones. Dejemos claro que debe ser papá o mamá quien instala las apps en el móvil o la tableta, porque en ocasiones esas apps pueden no ser adecuadas para ellos. De la misma manera que jamás dejaríamos a un niño jugando solo con un juguete peligroso con el que se puede hacer daño, tampoco les dejaremos jugar a solas con el móvil o la tableta. Y eso lo entenderán. Y eso no significa que estemos pendientes de la pantalla continuamente para ver qué están haciendo, pero al menos sí debemos estar presentes en la misma estancia cuando hacen uso del móvil o la tableta.

En este punto, quizás te estás dando cuenta de que hasta ahora no lo has hecho así, pero tal vez sea la hora de experimentar con un nuevo método. La familiaridad con la tecnología hace que para ellos no sea algo inalcanzable sino algo habitual. Y como lo tienes al alcance de la mano no lo deseas con tanto ahínco. Siguiendo estas pautas conseguiremos que, cuando vayan creciendo y necesiten instalar aplicaciones nos consulten. Irán a su idolatrado papá o a mamá, que lo sabe todo y nunca se equivoca, al menos hasta que somos sustituidos por los amigos del colegio o el instituto. Pero de esta forma erá como conseguiremos esa natural integración con la tecnología de los más pequeños. Y hay un caso de estudio que demuestra esta teoría: a mí me ha funcionado.

¿Cómo? ¿Que cuándo les compramos su primer móvil? ¿Y cómo les explicamos las redes sociales? ¿Que de qué forma les introducimos en los videojuegos? Todo eso mejor lo dejamos para los próximos artículos.