Un estudio realizado en Estados Unidos ha revelado que el uso de pupitres altos en el colegio, que permiten a los alumnos estar de pie o sentados en un taburete mientras están en clase, puede ser una medida efectiva para que los menores mantengan un peso saludable y eviten el sobrepeso.

El trabajo, que publica la revista 'American Journal of Public Health', ha sido llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Salud Pública de Texas A&M en College Station (Estados Unidos) que defienden que estos escritorios "pueden interrumpir patrones sedentarios" de los estudiantes "sin interferir en su horario escolar".

Los investigadores utilizaron en su estudio a los estudiantes de tercer y cuarto grado (de entre 8 y 10 años) de tres escuelas del estado de Texas y vieron que los niños que usaban estos pupitres pasaban más tiempo de pie y eran más delgados que quienes usaban los pupitres tradicionales.

Para determinar un peso saludable se determinan sistemas diferentes de evaluación en niños y adultos. Dado que el peso y la altura suele cambiar durante su desarrollo, en los niños no sólo se utiliza el índice de masa corporal (IMC) de cada individuo sino que se compara con el del resto de la misma edad y sexo, estableciendo unos percentiles. Así, se considera un IMC normal el que se sitúa entre el percentil 5 y 85, mientras que por debajo sería bajo peso y por encima sobrepeso.

El estudio comenzó con 24 profesores y 380 alumnos, de los que el 80 por ciento presentaba un peso normal al inicio de la investigación. Los maestros fueron asignados aleatoriamente para tener pupitres altos o normales en sus aulas. Después de dos años, vieron como los menores con escritorios altos presentaban un IMC cinco percentiles más bajo de media.

Un hallazgo que muestra como "reducir el tiempo que los escolares permanecen sentados es clave para reducir su sedentarismo y, con ello, los problemas de salud asociados, como la obesidad o la diabetes", según ha destacado Mark Benden, uno de los autores del estudio.

Además, estudios previos han relacionado la falta de actividad física a un peor rendimiento académico y problemas de autoestima, según han añadido los investigadores, de ahí que "si queremos que los niños estén menos sentados y se muevan más, es necesario estimular la actividad en su proceso de aprendizaje".