Al menos alguna vez, de niños, a todo el mundo le han asustado con la terribles consecuencias de tragarse un chicle, pero ¿pasa algo realmente? No pasa absolutamente nada, a no ser que suceda de forma continuada, ya que entonces sí se podría bloquear el aparato digestivo. Pero esto sólo ocurre en casos muy contados y excepcionales. Tampoco a tu cuerpo le va a costar siete años expulsarlo, pese a la creencia de muchos. Tal cual ha entrado, saldrá.

El doctor José Miguel Rosales Zabal, portavoz de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), señala que tradicionalmente existe la creencia de que, al tragarse un chicle, éste se pegará a las tripas o al estómago, o bien tardará muchos años en digerirse. "Realmente no existe ninguna base científica que sustenten esas leyendas y la realidad es que al tragarse de forma accidental y aislada un chicle no ocurre nada malo", asegura el también especialista de Aparato Digestivo del Hospital Costa del Sol de Marbella.

Los chicles están formados por una base de goma sintética, conservantes, edulcorantes que no aportan ningún valor desde el punto de vista nutricional. Una vez se traga el chicle, éste va sufrir el mismo proceso que el resto de los alimentos cuando se ingieren, con la diferencia de que la mayor parte de la goma sintética que conforma el chicle no se puede digerir, siendo eliminada tras pasar por el tubo digestivo sin producir ningún daño en el aparato digestivo.

Asimismo, Rosales Zabal explica que el organismo se encarga de la expulsión del chicle de la misma forma que elimina los residuos de la digestión de los alimentos. Para sacarlo afirma que "no hay que hacer nada especial". "Como se ha comentado, el organismo elimina el chicle de forma espontánea como el resto de los residuos digestivos", puntualiza el experto de la FEAD.

¿Y si nos tragamos cosas pequeñas?

De igual forma, indica que tragarse cosas pequeñas que no deberían comerse (como un dado o una ficha, por ejemplo) es algo "muy común" en los niños, y que sucede de forma accidental. "La mayoría de los objetos pequeños no suponen ningún riesgo y pasan a través del tubo digestivo eliminándose sin problemas. Si el objeto es de mayor tamaño, puede quedar atascado en el esófago, es decir, el conducto que comunica la boca con el estómago. Además hay que estar muy atentos cuando el objeto sea cortante o punzante, pues en este caso será necesario acudir al médico de forma urgente, ya que muy posiblemente sea preciso realizar una endoscopia para extraerlo", alerta.

En caso de objetos romos, si estos son redondeados y miden menos de 2 centímetros, el especialista de Aparato Digestivo del Hospital Costa del Sol de Marbella indica que no es preciso hacer nada especial, al igual que con objetos alargados que midan menos de unos 5 centímetros.

"Pero debe consultarse con el médico que realizará radiografías cada cierto tiempo para comprobar que el objeto va siguiendo el camino por el tubo digestivo hasta su expulsión. En caso de que no progresase del estómago, necesitaría una endoscopia para su extracción. También sería preciso realizarla si el objeto romo mide más de 2 - 2,5 centímetros o en caso de objetos alargados si miden más de 5 - 7 centímetros", precisa.

La ingestión de pilas

A su juicio, una mención especial tiene la ingestión de pilas. "Cuando quedan alojadas en el esófago precisan su extracción endoscópica urgente. Si han quedado en el estómago, en el caso de las llamadas pilas de botón, al ser extremadamente corrosivas son muy peligrosas, pudiendo provocar perforaciones, por lo que en caso de ingerirla se debe acudir urgentemente al médico", avisa el doctor del Hospital Costa del Sol de Marbella.

Eso sí, destaca que las pilas convencionales alojadas en el estómago son menos peligrosas y puede optarse por la extracción mediante endoscopia o demorarlo 24-48 horas si éstas no han logrado salir del estómago espontáneamente.

Sobre si hay algún protocolo establecido para cuando nos tragamos cosas de este tipo, el doctor José Miguel Rosales Zabal precisa que existe un protocolo de manejo general en función del tipo de objeto ingerido y de su tamaño, así como de la localización en el que se encuentre.

Hay que acudir al médico siempre que el objeto ingerido quede alojado en el esófago. "Lo sabremos por la incapacidad para tragar la saliva, siendo esta devuelta a la boca, y en caso de objetos cortantes o punzantes, pilas de botón y objetos que superen los 2 - 2,5 centímetros de tamaño", concluye el especialista.