Se estima que más del 15 por ciento de la población en España es infértil y que en los últimos años han aumentado las causas de esterilidad masculina, por lo que los especialistas del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) han elaborado una serie de pautas, actualizadas con la últimas evidencias científicas, para aumentar la fertilidad de las parejas que tengan dificultades de concepción, tales como disminuir los niveles de estrés o realizar cambios oportunos en la alimentación.

Algunos casos de infertilidad se relacionan con alteraciones genéticas u hormonales, pero según informa IMEO, numerosos estudios han demostrado que aspectos relacionados con el estilo de vida y la alimentación en la pareja también juegan un papel decisivo. "En el momento en que empecemos a plantearnos un embarazo hay que reducir los niveles de estrés y realizar algunos cambios en la dieta, teniendo en cuenta que sus efectos positivos en la fertilidad empezarán a dar sus frutos a partir del tercer mes", ha señalado el naturópata experto en nutrición y portavoz de IMEO, Rubén Bravo.

La psicóloga del IMEO, María González Fernández, ha explicado que "el estrés que experimentamos, además de disminuir la libido (falta de deseo sexual), induce una reacción en el cerebro que afecta a la dinámica del sistema reproductor. Esto se produce por que el cuerpo evita cualquier gasto de energía que pueda ser necesario para responder a la situación potencialmente peligrosa o de sobredemanda provocada por el estrés".

"En el caso masculino la tensión severa y continuada puede disminuir en el varón los niveles de testosterona, dificultar la erección y ocasionar eyaculación precoz. En la mujer se estima que altos niveles de estrés y ansiedad provocan que ovule hasta un 20 por ciento de lo habitual, disminuyendo la posibilidad de que sus óvulos sean fecundados", han informado.

Para eliminar este estrés los expertos recomiendan practicar ejercicio físico (yoga, pilates, estiramientos, baile o entrenamiento cardiovascular moderado). De esta manera se reduce la actividad nerviosa simpática, circula menos adrenalina en la sangre y a largo plazo desciende la presión arterial y la frecuencia cardíaca.

En casos más graves también se puede recurrir al abordaje psicológico; existen terapias individuales y en pareja que pueden ayudar a resolver la dificultad para concebir hijos relacionados con altos niveles de estrés. "En estas situaciones se tiende a focalizar toda la atención y energía emocional en el hecho de concebir, sobreponiendo este objetivo a cualquier otro. Al no tener un control sobre ello se pone en riesgo la estabilidad de la pareja y el grado de satisfacción", ha señalado González. "Cuando logramos reducir los niveles de estrés, se restablece el equilibrio en la segregación de hormonas que intervienen en la reproducción y el funcionamiento de nuestro sistema nervioso autónomo, facilitando así la capacidad de concepción", ha explicado.

Cambios en la alimentación

Respecto a la alimentación, el IMEO ha indicado que "en la gran mayoría de los alimentos de consumo cotidiano se encuentran pequeñas dosis de productos químicos en forma de edulcorantes, conservantes, abonos químicos en la tierra, pesticidas en los cultivos, hormonas en algunas carnes, etc., que por separado no tienen efectos nocivos sobre la salud, pero que unidos y durante un consumo prolongado podrían estar perjudicando aspectos como la fertilidad y la capacidad de engendrar hijos".

La nutricionista del IMEO, Andrea Marqués, ha recomendado "tener especial cuidado con las frutas y verduras expuestas a herbicidas y pesticidas; con las carnes de animales que han sido tratados con hormonas como pollos de crecimiento invasivo o ganado vacuno; conservas de lata o alimentos envasados en plástico que pueden contener más trazas de Bisfenol A (un disruptor endocrino que interfiere en el ciclo hormonal); y también hay que evitar las acrilamidas que se filtran a través de la fritura de los hidratos de carbono".

La experta también ha aconsejado reducir estimulantes como la cafeína y la teína; y controlar el peso, "ya que estar muy por encima o muy por debajo del peso considerado normal también puede resultar un factor a tener en cuenta, al igual que el consumo de bebidas alcohólicas y el tabaquismo".

Pautas nutricionales

Además de los alimentos que se deben evitar, Marqués ha establecido unas pautas a seguir para mejorar la fertilidad, como aumentar el consumo de frutas y verduras ricas en antioxidantes (zanahoria, arándano, tomate); aumentar el consumo de ácidos grasos omega 3 a través de nueces o pescado azul; incluir proteínas animales en el menú por su aporte en hierro (pollo ecológico, carne roja una vez a la semana o mariscos con concha); consumir lácteos diariamente para asegurar un correcto aporte de calcio; mantener unos niveles adecuados de ácido fólico antes y durante el embarazo, ya que es imprescindible para el desarrollo del bebé.

Aumentar el deseo sexual y la líbido con alimentos con poder afrodisiaco como plátano, frutos del bosque o chocolate negro, pueden ayudar también; al igual que potenciar la fertilidad masculina con aportes adecuados de zinc (pescado, marisco, huevos, lácteos), vitamina C (tomate, kiwi) y selenio (cereales integrales y frutos secos).

Herbología y complementos alimenticios

Estos cambios en la alimentación se pueden acompañar de otros complementos. Desde IMEO recomiendan para los hombres "el extracto de la raíz de la Maca Andina, que aumenta los niveles de testosterona, la cantidad de esperma útil y la movilidad de los espermatozoides; también la L-Carnitina, que incide en los procesos de formación, regeneración y maduración del esperma; y el extracto de semillas de Griffonia, que ayuda a reducir los niveles de estrés".