Uno de los grandes problemas de salud de los países desarrollados es el sobrepeso; el sedentarismo, las prisas a la hora de comer, la ingesta de productos precocinados y otros malos hábitos se convierten en los aliados de los kilos de más. Algunas personas gozan de un metabolismo envidiable y a pesar de comer de todo no aumentan de peso. Sin embargo, la mayoría de la población debe controlar tanto las comidas como los hábitos para evitar engordar. Conociendo unas pautas básicas, mantener a raya nuestro peso saludable es mucho más fácil, por ello, a continuación te ofrecemos unos consejos.

Beber un vaso de agua antes de comer

Existe mucha controversia sobre si es mejor beber antes, durante o después de las comidas. Un equipo de investigadores de la Universidad de Birmingham comprobó mediante un experimento con personas que el mejor método para adelgazar es bebiendo un vaso de agua antes de la comida. Tras 12 semanas de prueba, aquellos que habían introducido este hábito habían logrado perder hasta cuatro kilos.

La razón es que el agua llena el estómago y, en consecuencia, comemos menos. Además, si el agua está fría, los músculos del estómago se contraen y de esta forma, tenemos menos hambre.

El desayuno, la comida más importante del día

Se trata de un clásico, pero es un pilar fundamental en nuestra alimentación. Desayunar bien no sólo nos aporta fuerzas para afrontar el día, sino que evita que lleguemos al almuerzo muertos de hambre. Varios estudios demuestran que aquellas personas que se saltan el desayuno ingieren mucha más comida al mediodía.

Además, el ayuno prolongado hace que el metabolismo almacene más grasa, así que no te olvides nunca de empezar el día con un buen desayuno.

Comer sin distracciones

Es habitual acompañar las comidas viendo la televisión o consultando el móvil. ¡Error! No sólo porque se desaprovecha un momento perfecto para charlar con la familia o amigos mientras se disfruta de la comida o cena, sino también porque al poner nuestro foco de atención en otros aparatos perdemos el control de lo que ingerimos, ya que lo hacemos de forma automática.

Además, un estudio nutricional de la Universidad de Illinois refleja que el impacto de la publicidad hace que comamos productos menos sanos, más grasientos, que no deberíamos incluir en nuestra dieta.

Masticar varias veces la comida

Nuestro cerebro tarda alrededor de 20 minutos a enviarnos la señal de que estamos saciados, por eso es fundamental masticar alrededor de unas 20 veces cada bocado, dejando el cubierto en el plato mientras lo hacemos. Comer de forma pausada se convierte en un gran aliado a la hora de perder peso, porque nuestro cuerpo y nuestra mente toman conciencia de cuándo estamos llenos.

Además, el hecho de servir la comida en platos pequeños, es también otro método que juega un gran papel psicológico a la hora de controlar lo que comemos. Ver un plato pequeño rebosante nos llena mentalmente más que un plato grande a medias, aunque ambos tengan la misma cantidad de comida.

Acostarnos temprano y descansar más horas

Las personas que se acuestan tarde consumen más calorías que los que se van a dormir pronto. Así lo asegura un estudio de la Universidad de Chicago en el que se refleja que aquellos que trasnochan consumen más comida precocinada, bebidas edulcoradas, bollería industrial...

Además, el descanso es fundamental para nuestro cuerpo y nuestra mente. Aquellas personas que duermen poco o mal acaban comiendo más durante el día o pegándose atracones durante la noche.