Cuando los padres comienzan a recibir alertas de la escuela diciéndoles que se ha diagnosticado a alguno de los compañeros del aula de sus hijos con pediculosis suelen entrar en pánico. Sin embargo, antes de comenzar a rascar sus propias cabezas y querer revisar de forma inmediata las de sus hijos deberían saber que existen muchas falsas creencias sobre el contagio de los piojos y como se tratan.

Según señalan en la web dirigida a la población de la Clínica Cleveland, estas falsas creencias sólo ayudan a alimentar la ansiedad de los padres cuyos hijos tienen piojos o han estado expuesto a los piojos. Estas son las cuatro cuestiones que, según los facultativos de la clínica americana, los padres deberían saber:

1. Los piojos no se contagian tan fácilmente: no pueden sobrevivir más de 24 horas fuera del cuero cabelludo humano.

2. Los piojos no saltan: sólo reptan, y como resultado, la mayor parte de los contagios se producen por contacto directo. La transmisión de los piojos puede ocurrir por compartir cepillos y gorras pero la forma más fácil es mediante el contacto entre cabezas.

3. Los niños no deberían ser enviados a casa desde el colegio debido a una infección por piojos: las directrices de la Academia Americana de Pediatría recomiendan dar a conocer a los padres del niño sobre el diagnóstico pero evitando enviarlo a casa ese día o restringiéndole acudir a la escuela. Un niño con piojos puede haber contraído la infección incluso un mes antes y los estudios han mostrado que no es probable que los piojos se extiendan dentro de las aulas.

4. Los piojos afectan a personas de todas las clases sociales: los piojos a menudo suponen un estigma social y, en realidad, no es un reflejo de una buena o mala higiene. Cualquiera puede coger piojos, si los niños son excluidos de la escuela y de sus actividades, esto perpetúa la creencia de que los piojos son dañinos.