El dentista tiene para muchas personas un lugar en el imaginario del miedo desde la infancia. En algunas ocasiones, además, este temor se transforma en auténtica ansiedad y genera un rechazo a la consulta que puede resultar muy negativo para nuestra salud.

Efectivamente, el miedo al dentista puede desencadenar un círculo vicioso en el que la negativa a ir a la consulta agrava los problemas bucales, lo que, consiguientemente, refuerza el rechazo a visitar al odontólogo por vergüenza.

Las razones de este temor, además de la vergüenza, pueden ser diversas, aunque la principal casi siempre resida en el miedo al dolor en una zona especialmente sensible de nuestro cuerpo -en el caso de los pinchazos para la anestesia- o la incomodidad de algunas prácticas, tanto de los odontólogos como en el de los ortodoncistas.

Pero existen algunos consejos que nos ayudarán a superar estos miedos:

Infórmate

Muchas veces, los miedos se originan por el desconocimiento de los tratamientos que pueden ser necesarios para resolver nuestros problemas. Conocerlos en la propia consulta y con los profesionales que nos van a tratar es una forma de solucionarlo.

Dentista de confianza

Una forma de informarse de otra manera consiste en consultar a nuestros familiares o amigos por sus experiencias con un odontólogo determinado. Aunque cada uno podamos experimentar sensaciones muy diferentes, un testimonio favorable sobre una consulta o médico en concreto, sobre aquel que nos vaya a tratar en la sanidad pública, reforzará nuestra confianza y espantará buena parte de nuestros miedos.

Ir acompañado

Ir a la consulta acompañado nos pondrá las cosas más difíciles para renunciar a última hora y nos ayudará a olvidarnos de nuestros temores durante el trayecto a la consulta y la espera.

Sé sincero

En la consulta hay que trasladar al odontólogo nuestros miedos. Los profesionales conocen cómo tratar a los pacientes que sufren este tipo de temores y nos ofrecerán toda la información que necesitemos para tranquilizarnos.

Confía en los métodos del dentista

El odontólogo de hoy no es el mismo que el de hace 30 años. La tecnología, los utensilios y los métodos se van adaptando con el tiempo para tratar de causar las menores molestias posibles a los pacientes.

Evita mirar los utensilios

Para los más miedosos, un consejo para no asustarse en la silla del dentista puede pasar por evitar ver la aguja que nos van a inyectar la anestesia o ese utensilio con el que el dentista nos hará olvidarnos para siempre de la muela del juicio.

Abstráete de la consulta

Quienes aun así lo sigan viendo negro, pueden hacer esfuerzos por abstraerse y pensar en cualquier asunto que nos distraiga mientras estamos en la consulta. Planificar mentalmente nuestras vacaciones mientras el dentista hurga en nuestra boca puede ayudarnos a rebajar nuestros miedos.