Con la llegada del buen tiempo, playas y montes al aire libre se convierten en espacios en los que tomar el sol. Un elemento importante para el metabolismo del ser humano, pues es básico en el aporte de vitamina D, pero del que conviene siempre protegerse de sus efectos dañinos y riesgos asociados, como la posibilidad incluso de desarrollar cáncer de piel o melanoma.

¿Pueden usarse cremas de otros años?

Lo primero es tener en cuenta la importancia del uso de las cremas solares. Y dentro de esto, saber cómo y cuándo usarlas. Manel Vera, presidente del Comité de Cosméticos de la Asociación para el Autocuidado de la Salud, explica que "no es recomendable utilizar fotoprotectores abiertos de un año para el otro" ya que eso devalúa el factor de protección. Es decir, la crema con el factor recomendado para un año ya no sería válida al año siguiente.

¿Cómo conocer el período de utilización del protector?

Es por ello que conviene fijarse en el período de utilización que debe emplearse y que figura en el dibujo en forma de tarro abierto del envase. Es importante saber este período, puesto que el protector puede perder todas sus cualidades, sobre todo si ha estado en un lugar de alto calor o con humedades.

¿Cuando debe aplicarse el protector?

"En general se recomienda aplicar los protectores solares 30 minutos antes de la exposición solar sobre piel seca, y reaplicar el fotoprotector cada 2 o 3 horas, especialmente tras el baño o ejercicio intenso", añade Vera.

¿Qué factor de protección solar debo usar?

Lógicamente, cuanto mayor sea el factor, mejor protegerá la crema frente al impacto de los rayos solares sobre nuestra piel. El índice comunica el número de veces que el fotoprotector aumenta la capacidad de defensa natural de la piel frente a la quemadura solar (protección frente a UVB) y nos da idea del tiempo que podremos permanecer expuestos al sol sin riesgo de quemarnos. Por lo tanto, cuanto mayor sea el FPS, más alta será la protección frente al sol.

Por ejemplo, si una persona es capaz de permanecer 10 minutos bajo el sol sin quemarse, la elección de un fotoprotector FPS 50 le proporcionaría una protección 50 veces superior.

¿Qué debo tener en cuenta a la hora de elegirlo?

El efecto del fotoprotector depende también, no obstante, de otros factores, como si la persona tiene una piel más o menos morena, su sensibilidad al sol, la intensidad de la radiación solar e incluso el grado de sudoración.

Pieles grasas y pieles secas: ¿Qué protector conviene?

"Las emulsiones de aceite en agua (lociones) y los aerosoles son poco oleosos y más fáciles de aplicar, pero tienen menos poder de permanencia y "cobertura" en la piel, mientras que las emulsiones de agua en aceite y las cremas grasas son más resistentes al agua y al sudor", explica Manel Vera.

¿Cómo aplicar la crema?

Conviene repartir la crema o el aceite de forma homogénea, siempre teniendo en cuenta que hay zonas más sensibles y que requieren especial atención: cara, cuello, cuero cabelludo, orejas, escote, hombros y empeines.

¿Qué cantidad de producto suele ser necesario para una aplicación?

El FPS de un producto solar se determina in vivo aplicando 2 mg/cm2 de piel, que equivalen a 6 cucharas de café (unos 40g) para el cuerpo de un adulto de talla media. Como recomendación general, deberíamos aplicarnos lo que cabe en un dedo entero para la cara, y lo que cabe en seis dedos para el cuerpo. La aplicación de menos cantidad de fotoprotector conduce a una reducción significativa de la protección esperada.

¿Existe la protección total?

Incluso utilizándolos de forma adecuada, los fotoprotectores no bloquean por completo todo el espectro de la radiación solar, por lo que el concepto de "protección" o "pantalla total" está desaconsejado y no refleja la realidad de la fotoprotección. Esta es la razón por la que el máximo índice de protección recomendado por la Comisión Europea es 50+

Protegerse del sol con otros métodos

Sin embargo, también existen medidas ordinarias que ayudan a proteger del sol en situaciones y colectivos especiales, como los niños y los ancianos, que en caso de altas temperaturas deben portar siempre una gorra para impedir que la fuerza del sol caiga de plano sobre la cabeza y el cuero cabelludo.