El aparato respiratorio es uno de los motores del cuerpo. Pero los pulmones son dos órganos que sufren las tensiones diarias. Aunque las dificultades para respirar son indicativas de patologías que deben ser examinadas por un médico, existen ciertas pautas que pueden contribuir a mejorar nuestras pautas de respiración.

Con una eficaz respiración, los procesos fisiológicos del cuerpo humano también funcionan mejor: sistema nervioso, glándulas, órganos y músculos. Una correcta respiración ayuda a reducir los niveles de ansiedad gracias a la disminución del cortisol. Además, se incrementan las defensas internas del organismo.

Malas prácticas

Existen una serie de situaciones y factores que dificultan la respiración y que es necesario conocer para evitarlos en la medida que sea posible:

Estrés: dan lugar a ritmos respiratorios agitados y poco profundos.

Posturas incorrectas: inclinar el cuerpo hacia adelante o mantenerlo rígido durante mucho tiempo también impide respirar correctamente.

Sustancias: el consumo de alcohol, café y otros excitantes puede dar lugar a una respiración interrumpida.

Alimentación: las prisas del día a día han favorecido que las comidas se ingieran en menos tiempo, algo que dificulta la respiración. También lo hacen las comidas copiosas.

Espacios cerrados: es recomendable, ya sea en el ámbito profesional como doméstico, desenvolverse en espacios convenientemente ventilados. Asimismo, evitar zonas contaminadas.

Tabaco: es el gran enemigo actual de la salud y es especialmente daniño para el aparato respiratorio. Evitarlo, tanto como fumador activo como pasivo, es fundamental.

Consejos

El paso fundamental es ser consciente de la importancia de completar el proceso respiratorio completo: inspiración-espiración.

Inspiración: el aire entra por la nariz hasta aproximarse a la capacidad máxima de los pulmones. Debe hacerse de manera ordinaria, sin forzar al cuerpo, y asegurándonos de que nuestras vías respiratorias, sobre todo las fosas nasales, estén lo más limpias posibles.

Retención: es importante que el oxígeno permanezca en los pulmones para regenerar las células de ellos. Esto se consigue con el diafragma, el músculo situado entre los pulmones y el estómago y que cumple una función básica para mejorar nuestra respiración.

Espiración: se suelta el aire de forma progresiva, liberando al cuerpo del dióxido de carbono y otras partículas no idóneas.

Con estas pautas, el cuerpo registra un mejor funcionamiento, ya que además de los beneficios fisiológicos, existen otros de carácter emocional no mucho menos importantes: la relajación y la creatividad mejoran sustancialmente.