La lactancia materna se vuelve más eficiente entre el primer y el tercer mes de vida del bebé, ya que durante esos meses disminuye progresivamente la cantidad de tomas mientras que aumenta la cantidad de leche ingerida en cada una de ellas. Además, entre el tercer y el sexto mes de vida la frecuencia en las tomas y la cantidad de leche ingerida se mantiene constante.

Así se desprende del estudio liderado por la doctora e investigadora del Grupo Hartmann de Investigación en Lactancia Materna de la Universidad Western Australia, Jacqueline Kent, y que va a ser presentado en el 'IX Simposio Internacional de Lactancia Materna', promovido por Medela, los próximos 4 y 5 de abril.

En este sentido, la investigación ha corroborado que los cambios de comportamiento en el bebé durante el proceso de lactancia materna son completamente normales, y que la variación en la frecuencia en las tomas no son indicadores de falta de leche, una de las razones citadas habitualmente por las madres para dejar de dar el pecho, ya que creen que su bebé no está tomando suficiente alimento y se preocupan.

Concretamente, en el estudio han participado 52 madres, a las que se ha realizado un seguimiento desde sus casas, entre dos y cinco veces en periodos de 24 horas y durante los 6 primeros meses de vida de los bebés. De este modo, se ha mostrado que en los tres primeros meses de vida, la frecuencia de tomas disminuyó progresivamente en 0,2 tomas por semana, desde las 7,6 tomas diarias del primer mes hasta las 6,6 tomas cuando el bebé ya tenía 13 semanas de vida.

Disminuye el tiempo de las tomas

Asimismo, la mediana del tiempo que el bebé destinaba a cada toma descendió casi un 20 por ciento al pasar de 36 minutos en las cuatro primeras semanas a 29 minutos al cumplir el tercer mes. Hasta los seis meses, la mediana del tiempo de cada toma se redujo en 0,6 minutos por semana.

Al analizar los intervalos de tiempo entre una toma y la siguiente, la doctora Kent ha comprobado que los bebés espacian los tiempos pero aumentan la cantidad de leche ingerida entre una toma y otra. Así, el tiempo máximo de intervalo entre una toma y la siguiente en un bebé de 4 semanas es de 4 horas y 45 minutos, en el caso de un bebé de 13 semanas, este intervalo se sitúa en 7 horas y 35 minutos.

Por otra parte, en el primer mes de vida del bebé la mediana de la cantidad de leche ingerida en cada toma fue de 106 mililitros (ml), mientras que la cantidad máxima fue de 162 ml. En los primeros tres meses de vida la mediana de la cantidad de leche ingerida aumentó en promedio 4,1 ml por semana, mientras que la cantidad máxima incrementó en promedio 4,4 ml por semana.

De este modo, al alcanzar el tercer mes de vida, el bebé tomaba una mediana de 126 ml de leche materna, mientras que la cantidad máxima alcanzaba los 216 ml. En este sentido, al analizar estos aspectos del tercer al sexto mes del bebé, la doctora Kent ha comprobado que no había cambios significativos.

Respecto a la cantidad total de leche ingerida por el bebé en 24 horas, la media solo aumentó un 3,2 por ciento en los tres primeros meses de vida al pasar de 782 ml en las primeras cuatro semanas a 807 ml en el tercer mes.

España, por debajo de la media europea en lactancia materna

Por otra parte, y según los datos del informe 'Nutrition in the First 1,000 Days. State of the World's Mothers 2012', realizado por la ONG Save the Children, sólo el 76 por ciento de las madres en España optan por la lactancia materna tras el nacimiento del bebé.

Esto sitúa a España más de 10 puntos por debajo de la media de los principales países desarrollados incluidos en este estudio (86,54%) y muy lejos de otros países de su entorno como Alemania (96%), Portugal (90%), Italia (91%), Grecia (86%), Holanda (81%) o Reino Unido (81%).

De hecho, las madres que viven en países del norte de Europa son actualmente la referencia en este campo. Noruega, con un 99 por ciento, Suecia, con un 98 por ciento, y Eslovenia, con un 97 por ciento, se sitúan a la cabeza en este ranking, mientras que en Estados Unidos el porcentaje de madres que optan por amamantar a sus hijos nada más nacer se sitúa en niveles similares al español, un 75 por ciento.

Ahora bien, en la mayoría de los países desarrollados, la mayoría de las mujeres intentar dar la lactancia a sus hijos pero a los tres meses un porcentaje significativo de ellas no la elige como modo exclusivo de alimentación y a los seis meses la mayoría ha parado.

Entre los motivos esgrimidos en este informe para este descenso paulatino figuran las políticas públicas de apoyo a las madres que desean amamantar a sus hijos, el tiempo y la remuneración de los permisos de maternidad o la posibilidad de disponer de tiempo, remunerado o no, para dar el pecho al bebé una vez que la mujer se ha reincorporado a su puesto de trabajo.