Para los médicos es muchas veces complicado explicar con palabras coloquiales lo que para nosotros es muchas veces sencillo. El diagnóstico de la enfermedad, en qué va a afectar su evolución y qué esperamos con el tratamiento que mandamos.

En el caso del estrabismo de un niño es aún más complicado porque la angustia que puede generar en los padres y en la familia es a veces muy intensa. La posibilidad de que el niño tenga un problema serio en su visión se mezcla con la apariencia estética del niño que bizquea. A todos les llama la atención y todo el mundo se interesa por esa "mirada extraña" que tiene el niño.

Hay varias cosas importantes que deben saber los padres con respecto al estrabismo infantil. Cuando un niño presenta un estrabismo, sea de nacimiento o el que aparece de forma espontánea a cualquier edad, lo más importante es su diagnóstico lo más pronto posible y su tratamiento inmediato. Si esta forma de actuar se cumple, las probabilidades de no tener ningún problema en el desarrollo de la visión y su corrección estética son casi totales. El objetivo del tratamiento del estrabismo es doble, primero evitar la pérdida de visión en uno o ambos ojos y segundo restablecer la posición normal de los mismos. El tiempo es fundamental así como la confianza en el profesional que trata a su hijo.

El tratamiento no tiene porqué pretender un arreglo inmediato, es más, hay estrabismos cuyo arreglo, en ocasiones quirúrgico, debe diferirse de forma controlada.

Cada niño es diferente y cada estrabismo debe ser tratado de forma personalizada, si se detecta pronto y el tratamiento es adecuado, casi la totalidad de los estrabismos se curan, así que, con esta premisa, se debe tranquilizar a los padres y a la familia y transmitir la confianza necesaria en que el tratamiento conseguirá un niño con buena visión y estéticamente perfecto.