Todas las personas deben incluir la práctica de ejercicio físico o deporte en su agenda diaria. Y cuanto antes, mejor. La actividad física no entiende de edades, sexo o condición. Está indicada para todo el mundo, aunque su práctica debe realizarse según la capacidad, edad e interés de cada uno. En ocasiones, sobre todo en el caso de personas de edad avanzada, es necesario que se realice bajo supervisión de profesionales para prevenir posibles efectos secundarios negativos.

Está comprobado que los menores que practican ejercicio físico de forma habitual tienen menos propensión a padecer en el futuro obesidad, osteoporosis y enfermedades cardiovasculares€ Patologías que si bien se manifiestan en la madurez, comienzan a gestarse en edades más tempranas.

Como en cualquier otra etapa de la vida, en la infancia y adolescencia la actividad deportiva debe adecuarse a la edad, constitución física y preferencias de los pequeños. Actividades como el kárate o la natación pueden contribuir al desarrollo integral del niño. Por ello, es necesario resaltar el carácter lúdico del deporte, que el niño lo vea como un juego y no como un sacrificio. Disciplina, socialización, ayuda a la concentración y seguridad en sí mismo son algunos de los beneficios que obtendrá.

El rendimiento físico de las personas inicia un descenso continuo a partir de la veintena. Es en esta etapa, debido a las obligaciones laborales y familiares, cuando menos tiempo tenemos para practicar ejercicio, pero con una buena organización diaria resulta sencillo ganar una hora al reloj para hacer deporte.

Fundamentalmente, hay dos buenas razones para practicarlo a esta edad: la prevención de las enfermedades cardiovasculares -el riesgo de muerte por enfermedad coronaria aumenta progresivamente a partir de los 35 años en los hombres y de los 45 en las mujeres- y la prevención y tratamiento de los dolores de espalda y otras patologías frecuentes.

Actividades cardiovasculares como ciclo indoor, aerodance y bodycombat y de tonificación como pilates, bodypump, crossfit€ le ayudarán aprevenir futuras patologías, además de conseguir un aspecto físico envidiable y un estado de ánimo idóneo para afrontar el día a día.

Uno de los principales motivos por los que muchas personas no practican actividades físicas es por el cansancio y la fatiga que éstas les suponen. Hoy en día existen las llamadas gimnasias suaves, que ayudan a mantenerse en forma sin que suponga un agotamiento físico para el deportista.

Aunque se haya superado la cincuentena todavía se está a tiempo de disfrutar de los beneficios del deporte. Todos los estudios de muestran que el ejercicio físico y mental es un factor de prevención básico tanto de las enfermedades cardiovasculares -un individuo de 50 años que lleve una vida sedentaria tiene el doble de riesgo de sufrir un accidente cardiovascular que una persona que practica ejercicio - como del declive en la capacidad funcional, física y psíquica, en la ancianidad. Incluso las personas con más edad deben animarse a mover el cuerpo, siempre de forma personalizada y acudiendo primero al médico para que realice una analítica completa. En su caso, bastaría con caminar a paso constante, bailar o nadar.

El ejercicio aeróbico fortalece los músculos y los hace más flexibles, y puede combinarse con ejercicios estáticos, como pilates, para prevenir la osteoporosis, ya que retrasa las pérdidas de calcio. Tan importantes son los beneficios físicos como los psíquicos. El ejercicio combate la depresión, eleva la autoestima y potencia el rendimiento intelectual. La edad de jubilación puede marcar el comienzo de una nueva etapa, sana y activa, que nos va a permitir vivir en buenas condiciones. Hacer deporte es invertir en salud para el resto de la vida. Se notará una mejoría a todos los niveles: aumentará la energía, desaparecerá la fatiga al realizar las tareas diarias, reforzará las defensas, se conseguirá un estado mental más relajado y se conciliará mejor el sueño.