Los últimos datos sobre las consultas de salud en Internet revelan que la comunidad internauta, en general, mata sus miedos y trata de resolver las dudas sin pasar por el ambulatorio.

¿Somos aprensivos? Lo contrario parece poco discutible, a la vista de semejante oleada de consultas médicas on line, no siempre en fuentes recomendables, según advierten los más críticos con los nuevos hábitos. De otro lado, el hipocondríaco tiene delante de la pantalla un millón de maneras de alimentar sus fobias hasta el infinito.

El vademecum se ha vuelto en esta edad contemporánea mucho más prolijo y accesible, para terror de las madres que deben tranquilizar a sus hijos, temerosos de quien sabe qué exótica dolencia.

En general, las consultas médicas virtuales reciben la misma crítica que la propia difusión del conocimiento en internet. Los medios de comunicación alegan que las fuentes en la web son poco -o menos- fiables. Los ciudadanos sentimentalmente más estables y seguros de sí mismos alertan de los riesgos de las citas a ciegas o los amores a través del ordenador. Los académicos tradicionales cuestionan la Wikipedia. Es el mismo cuento de siempre...

Lo cierto es que la proliferación de tanto conocimiento médico al alcance de un navegador tiene, como todo, sus riesgos y ventajas. De un lado, la liturgia de la consulta real y el complejo vocabulario deja de ser patrimonio de un foro exclusivo: el hospital. Por otro, sí, es cierto que los peligros de una mala información o la búsqueda de un diagnóstico tranquilizador que evite pasar por el despacho del doctor pueden amenazar la salud del usuario, más que mejorarla.

A día de hoy, internet es la mayor fuente de conocimiento sobre la sanidad y la medicina. Y eso supone todo un vuelco al establishment. Ojo, tampoco es que el usuario entre a ciegas a buscar contenidos. En muchas ocasiones, lo que trata de corroborar es lo que le ha dicho el médico, que, de súbito, tiene ahora a un examinador de proporciones descomunales y no siempre riguroso, es verdad, pero al que nunca le falta una respuesta.

Eso sí, resulta muy usual que el paciente que busca no se quede calvo buscando páginas especializadas, y teclee directamente su duda en la barrita del universal Google. A pesar de lo cual, el negocio médico hace ya tiempo que ha visto el potencial que la red ofrece para poder crecer en el mercado.

Es el caso de la afamada Clínica Mayo, y su portal mayoclinic.com, respaldado por un amplio grupo de expertos para ofrecer respuestas a una amplia gama de dudas o cuestiones médicas. Medineplus.com es otro sitio de referencia, que también se puede consultar en español, y que ofrece la información cruzada del Instituto de Salud de Estados Unidos y su biblioteca nacional de Sanidad.

No son los únicos espacios que se han hecho populares. Vademecum.es o Aboutkidshealt, este último, para consultas infantiles, se ofrecen como respaldo a las cuestiones que pueden surgirle a los pacientes y padres preocupados. No está mal disponer de estas fuentes, siempre que no se olvide que el profesional de carne y hueso, el que tenemos delante, es el que debe avalar eldiagnóstico y asignar un tratamiento.

Que la revolución digital sirva para que ellos sean más claros y fluya la información... veraz.